Sangre Fría

Capítulo. 10

Cuando llegaron a casa, Bella con aire relajado fingía el hecho de que no sucedía nada, saludó como siempre a su madre y le dio los alimentos. Su despreocupación por el momento se debía gracias a que Chris le daba su palabra de que no iba a contar que había perdido el libro pero, el hecho de que sus padres no se enterasen no implicaba que no fuera un problema gordo la desaparición de Edgar y Aria.

Entraron en la habitación de Bella mientras Chris se sentaba sin permiso en la cama, no le hacía falta y ella por otra parte buscaba en su estantería por algún casual el libro que seguramente se encontrase en el bosque, apareciera en su mueble. Claramente fue en vano la búsqueda.

En una de las ojeadas sacó un libro infantil, aquel que se había llevado con el de "Fuego", recordó entonces que lo había cogido para Lucas y todavía no se lo había devuelto, fue una gran idea la de cogerlo pero, si no se lo entregaba no servía de nada el favor.

—Se me olvidó darle el libro a Lucas. -Habló en alto posando la mano en su frente mientras cerraba los ojos.

—¿A mi primo? —Preguntó Chris extrañado.

— ¿Cómo que tu primo? Hay muchos Lucas en el pueblo. —Comentó.

—No te creas, tampoco hay muchos que sean pequeños, torpes y lloricas. —Los adjetivos que usó para su primo no le gustaron a Bella pero, había acertado.

—¡Y cómo que tienes un primo pequño no me lo dices! —Exclamó molesta.

—No me lo reproches. Tampoco es que lo vea muy amenudo. —Levantó las manos en signo de paz. —¿Cómo es que le conoces? —Quiso saber.

—Es una corta historia pero, aún así no tengo ganas de contarla después del dolor de cabeza que me está dando pensar en donde estará el dichoso libro. Simplemente te pido que se lo des de mi parte por favor, seguro le hace falta. —Comentaba mientras le daba el libro en la mano.

También le vino a la cabeza una imagen en la que aparecían Lucas y Chris comentando como conocían a Bella y el niño tan inocente contando a su primo la cicatriz que tenía Isabella en la mano. Era un problema si pero, a parte de no querer comerse más el tarro pensó que se lo podía contar a cualquiera y que lo supiera su mejor amigo era mejor que otra persona.

—Esta bien, cuando le vuelva a ver se lo doy y le digo que es de tu parte. —Se levantó y se acercó a darle un beso en la mejilla a su mejor amiga. —Y ahora me voy que ya casi es la hora de comer y no quiero molestarte que se que estás bastante agobiada.  

 —Gracias, por lo del libro. —Le guiñó un ojo. —Bueno, por ambos libros. —Sonrió antes de que Chris desapareciera por la puerta y añadiera un. —No hay de que. 

Bella en ese momento se precipitó directa contra la cama, se encontraba boca arriba observando los tablones que sujetaban su cuarto. Cerró los ojos e inspiró un par de veces inundando sus pulmones de oxígeno, era de los métodos más fiables para relajarse y que más utilizaba.

Sinceramente no quería agobiarse en vano, había muchas posibilidades siempre de que sucedieran cosas malas constantemente en la vida a cada persona, ella era más propensa a que le sucediera y estaba acostumbrada pero, por ese hecho quería darle una oportunidad a creer en el karma. Si la vida constaba de una balanza entre desdichas y prosperidades la suya estaba muy desequilibrada por lo que ya tocaba un poco de felicidad para su entorno.

Abrió los ojos y cambió de postura, esta vez dándole la espalda a la puerta, de pequeña era incapaz de hacerlo por la noche ya que creía que algo o alguien entraría para hacerle algún mal, por eso siempre se posicionaba hacia ella y se cubría con las sábanas, era algo estúpido el hecho de sentirse segura solo por llevar una tela encima cuando el mal le podía afectar igual pero, psicológicamente no era lo mismo, todos lo sabemos.