Capítulo. 13

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Bella comenzó a recobrar el conocimiento e intentó abrir los ojos ligeramente hasta que lo consiguió poco a poco, cuando por fin pudo enfocar la persona que le tenía en brazos recordó lo último que había sucedido antes de que todo se nublara. Eso provocó que saliera a la luz su pánico.

—¡No! —Gritó con todas sus fuerzas.

Se comenzó a retorcer entre los brazos de Enzo hasta por fin liberarse, en lo que comenzó a retirarse hacia atrás por el suelo repitiendo una y otra vez:

—No, no, no... —Era la única palabra que solo podía pronunciar. Creía que era la más clara a pesar de querer decir muchas cosas más.

—Bella cariño, tranquilizate. ¿Te hás hecho daño? ¿Te has golpeado la cabeza? —Se acercó su madre despacio hasta ayudarla a levantarla. 

—No. —Volvió a responder mirando los ojos de Enzo. Los cuales se encontraban confusos y asustados frente a la escena que estaba presenciando.

—Será mejor que se tumbe en la cama y que descanse. Ese golpe le ha afectado bastante. —Comentó Héctor con poca preocupación.

Por dentro sentía una gran humillación por presenciar el momento donde la novia de su hijo se desmayaba a escuchar la pedida de mano. Quería creer que se debía a lo emocionada que se sentía al oír aquella frase y que el comportamiento que estaba observando era producido por el golpe de la caída pero, no terminaba de creérselo, notaba que Bella estaba realmente aterrada y que eso no lo causaba un simple desmayo. Podía leer en sus ojos el pánico que estaba sintiendo en ese momento al igual que la cara de desprecio que otorgaba a su pareja. Algo no estaba bien y suponía que las únicas personas en conocerlo era el dúo no tan amoroso.

Enzo por otra parte notó como una pequeña grieta se hacía mayor en su corazón de acero. Cada vez que miraba a Bella, estaba confuso y seguía sin saber como actúar frente a tal escena, no era lo que esperaba. Claro que una parte de él conocía que Bella ya no sentía lo mismo desde hacía bastante tiempo ya.

—¡No voy a casarme! ¡Me niego! —Gritó. —Estáis todos locos si creéis que eso va a ocurrir. Incluido tú. —Señaló al protagonista de la cena antes de que todo volviera a ser negro.


Los ojos de Bella comenzaron a abrirse débilmente. Una gran iluminación penetraba por el cristal iluminando toda la habitación de Bella. Serían aproximadamente las ocho de la mañana, no recordaba cómo había acabado en su habitación durmiendo pero, sí todo lo que había sucedido la noche anterior. Podría haber creído que era una simple pesadilla pero aquel dolor que impactó en su interior cuando escuchó esas palabras fue tan doloro y real que sería díficil de superar. Por no hablar que al observarse la mano detalló el brillante que rodeaba su anular.

Confusa y con un mal estar se levantó directamente en busca de sus padres aun que no supiera cómo comenzar sabía que el propósito de la conversación se basaría en negarse rotundamente a contraer matrimonio con Enzo. 

Con paso firme se dirigió al comedor del cual sorprendió a sus padres desayunando. Supo donde encontrarles rápidamente debido al dulce aroma que desprendían las galletas de avellana. 

—Veo que ya estás despierta. ¿Cómo te encuentras? —Preguntó Gregor.

Bella se quitó el anillo y lo posó sobre la mesa.

—No pienso casarme. —Dijo seria.

—¿Por qué? —Preguntó sorprendida Mika dejando de masticar.

—No entiendo nada hija. —Añadió Gregor.

—Ese es el problema papá. Que nadie me entiende. —Dijo con la voz quebrada.

Sangre FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora