Capítulo. 14

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Una vez separaron los labios y abrieron los ojos tenían millones de preguntas que hacerse pero, las frases apenan salían de sus cuerdas vocales. En la ausencia de aliento se quedaron callados observándose mutuamente a la vez que tomaban oxígeno. La atmósfera había cambiado, Bella sentía calor y algo de malestar sin emabargo no le daba importancia, se sentía mejor que después de tanto tiempo, parecía que al fin había conseguido desplegar las alas para iniciar el vuelo, solo que todavía le faltaba mucho más para terminar por dar ese paso.

Sasha confusa no había perdido de vista como el humano que olía bien abrazaba a su dueña, no perdía detalle de cada movimiento por si tocaba defenderla. Pero, cuando notó que las feromonas volatilizaban en el ambiente no pudo evitar mover el rabo de lado a lado.

—¿Dónde has estado todo este tiempo? —Preguntó Bella sin retirar la mano de su cuello.

Markos en su cabeza seguía analizando cada detalle pasado los anteriores diez minutos y en este momento el rostro que se encontraba frente a él. Era la primera vez que veía un toque de color en la piel de Bella, en concreto, sus mejillas que tendían a un tono salmón más que rosado.

Deslizó suavemente con el dorso de la mano la piel suave de Bella sin evitar mostrar una sonrisa que al momento imitó ella. Carpe Diem pesaron.

—Perdido. —Contestó.

Bella porfin decidió soltarse y se acercó a coger a Sasha para proporcionarse un poco de temperatura. Markos se acercó a recoger la ropa de la lifa que aún se encontraba en el suelo y se la acercó a donde estaba.

—Gracias pero, mejor me visto más tarde. Tengo algo de calor. ¿Podemos ir a la zona donde hay nieve? —Preguntó a lo que Markos asintió y le acompañó en el camino.

Una vez llegados al lugar que se encontraba a escasos metros Bella se sentó y colocó montoncitos de nieve sobre sus piernas y después la frotó en las diferentes zonas de su cuerpo. Markos sonreía ya que le resultaba extraño ver como alguien parecía estar lavándose con nieve, de seguro en el momento que él simplemente se quitara la ropa ya comenzaría a temblar y chocar rápidamente su dentadura impoluta.

—¿Cómo es posible que hayamos podido tocarnos? ¡QUERíAS MATARME! —Exclamó riéndose.

—Puede pero, ahora que no he conseguido matarte tendré que buscar otro modo de librarme de ti. —Guiñó un ojo.

—Busca pero, te será difícil encontrar alguno. —Se acercó a ella mientras posaba la ropa de Bella a su derecha.

—Lo tendré en cuenta. Pero, ahora siendo sincera no puedo contestar a esa pregunta porque yo me estoy haciendo la misma. Si he de decir que me noto un poco más débil pero, cada vez me encuentro mejor. —Levantó las comisuras para calmarle con esa última información.

—Entonces podrías contestarme a esta... ¿De quién es ese anillo? —Comenzaron las explicaciones.

Bella tragó saliva y agarró sus manos para apretárselas y calmar sus nervios.

—Se llama Enzo. —Agachó la cabeza para observar su halaja y también para evitar mirarle a los ojos.

—Fue mi primer amor pero, me fue infiel y quise terminar con él Sin embargo, mi familia no me lo permite. Por eso lo llevo conmigo. —Torció los labios.

—¿Por qué? —Frunció el ceño. —Osea, no entiendo. Se supone que tú familia debería de querer lo mejor para ti y se ve que no es lo que te hace feliz. 

—Son temas familiares pero, en resumen si lo dejase sería la deshonra de mi familia y habría malas consecuencias. No solo por mi parte. Si no, creéme que ya me hubiera librado de él con mucho gusto. 

Sangre FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora