Capítulo. 16

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Dos toques al pulverizador de la colonia que caen suavemente en el cuello  y pecho de Markos, se pone la camisa de color océano creando algo de contraste con el tono de su piel y seguido se coloca el cuello de la camisa. Frente al espejo se mira cuál es su aspecto, sonríe al agradarle. Con las yemas de su mano termina dándole el toque que le falta en el pelo. Acto seguido sale del cuarto de baño y mira la hora rápidamente observándo cómo va de tiempo.

Y si, va algo justo pero, porque se había confiado de que tenía demasiado y tonto de él por creerlo. Estira la funda del sofá que se encuentra algo arrugada a sabiendas que pronto volvería estarlo, coloca los cojines y continúa observando algunos detalles más de la casa.

A pesar de echarse colonia él prefería que también estuviera algo perfumada y se dirigió de nuevo al cuarto de baño a por el ambientador de pino, destapó y comenzó a echar sin preocuparse de asfixiar el ambiente. Deambulo un poco más por la casa y la veía en buenas condiciones. Ojalá se quedara igual cuando terminase la noche.

Sonó el timbre.

Se acercó hacia la puerta haciendo sonar la suela de los zapatos sobre el parqué. La abrió y se encontró con la amplia sonrisa de Kevin. Era de piel oscura debido a la raza de su madre pero, no tanto ya que su padre era de tez blanca, su sonrisa brillaba igual que sus ojos, era alto y musculoso cómo si de un calendario subido de tono se tratase. Se encontraba acompañado por Serena, latina con el pelo largo y negro carbón, el cuál brillaba similar al gloss de sus gruesos labios, pómulos altos y una estatura aproximada al metro cincuenta, era guapa pero, no del tipo de Markos. Ambos tenían la misma edad que él. Veinte

—¡Cuánto tiempo hermano! —Le dió la mano seguido de un abrazo. —Te he extrañado. —Serena se puso de puntillas para rodearle por el cuello mientras depositava un beso en su mejilla. —Mmm, hueles bien. —Cerró los ojos. 

—Cómo siempre. —Sonrió invitándoles a entrar. 

Acto seguido Serena comenzó a toser cuando notó una mezcla de olores en su garganta y nariz. Kevin frunció el ceño, seguido de Markos que no entendían muy bien que la pasaba.

—¿¡Pero qué has echado aquí?! Que parece que estamos en mitad de un bosque después de haber sido fumigado. —Agitaba con la mano para que le llegara menos olor. Markos sonrió divertido.

—Ambientador de pino. —Dice orgulloso. 

—De tus mejores ideas. —Le dedica una mirada asesina.

Se adentraron en el salón y tomaron asientos. Serena al lado de Kevin, el cual pasó su brazo por detrás de ella. Markos se sentó en frente donde se encontraba su bucata también de color gris, prefería guardar las distancias y sentirse menos candelabro. Además, estaba más cómodo. 

—¿Y los demás? —Preguntó con interés.

—Pues me han dicho antes por llamada que habían cogido algo de atasco por el camino pero, no creo que tarden mucho. —Aclaró Serena.

—Es que, más lejos no te podrías haber mudado eh. —Dijo Kevin.

Markos desvió la mirada hacia otro lado a la vez que se recostaba y abría ligeramente las piernas. Sí, eso que es tan típico de los hombres. Volvió a dirigirles una mirada suave y se encogió de hombros como si el comentario no le importase.

—En la ciudad están los alquileres muy altos y con lo que gano es con lo que me puedo conformar. Tampoco estoy tan mal. 

—Un poco solitario. —Dijo Serena mientras se recostaba en el hombro de su novio.

—Con la ayuda de tu padre podrías permitirte algo en la ciudad. —Kevin con boca pequeña lo dijo para intentar no meter el dedo en la yaga.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2020 ⏰

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