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No recordaba cuanto tiempo había caminado por aquellas calles empedradas, ni cuantas veces le había mostrado la foto de Yoongi a cada persona que encontraba, pero nadie sabia nada. Habían sido más las miradas coquetas de parte de chicas que lo interesante respecto a lo que había ido a buscar.

Algunos lo miraban raro, como si nunca hubieran visto un oficial de policía. O quizá notaban que no era de allí.

Su búsqueda continuó hasta que alguien finalmente le dijo haberlo visto con el hijo del gobernador. ¿Era una broma? ¿En que andaba metido ese muchacho? Terminó por preguntarle en donde podía encontrarlo, hasta llegar a una casa demasiado perfecta y bonita. De ensueño. Cuidada en los más mínimos detalles, con flores por doquier y las tejas sin ni una mancha. Parecía irreal, de fotografía. 

Jungkook avanzó sin dudar por el camino de piedras que llevaba a la puerta y golpeo varias veces con su puño la madera. Un gato lo miraba fijamente desde la ventana. Lo habría dejado pasar si no fuera por el cuarto de luna en su frente, lo cual le llamaba poderosamente la atención. ¿Realmente era otra dimensión?

—¿Puedo ayudarlo? —escuchó una suave y tierna voz detrás suyo.

Giró por sobre sus talones, viendo a un chico rubio y cacheton de 15 años que lo miraba de forma curiosa, con sus ojos analizándolo de pies a cabeza. Pero lo más interesante sin duda, era que Min Yoongi se hallaba a su lado. Le sorprendió notar que no llevaba la ropa de la descripción según la ultima vez que lo vieron, sino que en su lugar sus prendas no tenían ni una pizca de negro. Parecía hippie o algo así.

—Entonces si es cierto... —susurró Jungkook más para si mismo que otra cosa.— Estoy buscándolo a él. —señaló a Yoongi.

—¿A mi? —preguntó Yoongi, totalmente sorprendido.

—Todo mundo está buscándote, niño. Desapareciste de una manera demasiado extraña. No se que dirán tus padres al respecto, pero debes venir conmigo ahora mismo.

—¿A donde? ¿Quien eres?

Jungkook parpadeo varias veces, igual de confundido que Yoongi. Lo veía y no lo creía. ¿No extrañaba a sus padres? Verlo tan feliz y campante le hacía preguntarse seriamente en que había podido pasar en todo ese mes para que el joven no recordara algo tan importante como su familia y amigos.

—¿Cómo que adonde? A la tierra. Soy el oficial Jeon, estoy a cargo de tu caso.

—No pienso ir a ningún lado.

—¿Tierra? —preguntó Jimin, dirigiendo su vista al niño pálido.— ¿Qué es la Tierra?

—Es el lugar de donde ambos venimos. —explicó Jungkook, extrañado de que el cacheton no supiera algo tan básico como eso.— Tienes que venir, tus padres te buscan. Tu amigo Hoseok nos dijo lo que sucedió. Eres un niño irresponsable.

Yoongi pareció quedarse por un momento, con su mente funcionando a mil: —¿Hoseok?

—Si, tu mejor amigo.

Entonces, el rostro de Yoongi se iluminó de alegría de solo recordarlo. ¡Pues claro! ¿Cómo podía ser tan tonto? Lo había olvidado por completo. Hoseok era de las mejores cosas en su vida. Compartían mucho y reían con cada estupidez que hacían. Lo extrañaba.

—¡Cierto, Hoseok! —tomó de los hombros a Jimin, moviendolo con euforia.— ¡Tienes que conocerlo! Es medio miedoso pero buena onda.

—No entendiendo nada, ¿de donde eres? —dijo Jimin.

—De Corea.

—¿Qué es Corea?

—Es un país, niño. ¿Acaso no lo sabías? —preguntó Jungkook.

Escape de Omelas | KookTae (Lado A)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora