final

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Un mes más tarde.


Seokjin terminaba de prender algunos sahumerios que le daban un olor exquisito al lugar, preparando el ambiente para que Jungkook estuviera cómodo.

Llevaba todo un mes practicando aquello y a pesar de que Namjoon no creía del todo en esas cosas, luego de lo que había vivido en Omelas, todo podía ser posible. Por eso, luego de investigar sobre como podían rescatar a Taehyung y Jimin habían llegado hasta Seokjin. Él era experto en viajes astrales y estaba dispuesto a ayudarlos luego de que le contaran lo sucedido.

Los viajes astrales eran una experiencia algo difícil de dominar, en donde la mente se separaba del cuerpo en un estado completo de relajación para viajar a donde uno quisiera sin tener que hacerlo físicamente. Era complicado hacerlo por sí solo, por lo que Seokjin debía ser su guía. Jungkook realmente esperaba que eso funcionara.

Namjoon se encontraba sentado fuera del cuarto, mientras esperaba, a ver si salía todo bien o todo mal.

Jungkook se recostó en el suelo sobre un colchón finito. El lugar estaba algo a oscuras con las cortinas entrecerradas, colores bonitos con todas las telas y adornos que Seokjin poseía. El incienso llegaba hasta sus fosas nasales.

—Cierra los ojos y relájate, tal como lo hemos practicado. —dijo Seokjin, masajeando las piernas del oficial.— Piensa en ese lugar al que quieres ir, con quien quieres estar y no lo saques de tu mente en ningún momento.

Todo él debía estar relajado, comenzando con sus piernas, para seguir por su torso, brazos y finalmente cabeza. Seokjin se encargaría de masajearlo, buscando la relajación suprema en lo que Jungkook pensaba en Taehyung, en ese lugar en el que estaba atrapado, de donde deseaba sacarlo.

Con calma y de a poco, el cuerpo de Jungkook se puso cada vez más flojo, hasta el punto de parecer dormido, pero Seokjin bien sabía que seguía ahí, por lo que siguió masajeando.

Por otro lado, Jungkook se sentía liviano. Flotaba en un vacío blanco, notando poco a poco como su entorno comenzaba a cambiar, reconociendo de inmediato a donde estaba entrando. Era la estación sin nombre, a la que había llegado luego de hacer ese estúpido juego.

Continuó volando por donde recordaba estaba Omelas, sin animarse a atravesar las paredes. No quería perderse.

Pero en cuanto llegó, grande fue su sorpresa al notar que el verdadero aspecto de Omelas era lo más parecido a un infierno. Un fuerte viento caliente movía sus cabellos oscuros de un lado a otro. El cielo era rojo, con nubes oscuras que eran arrastradas por el viento. Los edificios estaban destruidos y se veía desolado, muy diferente al aspecto paradisiaco y verde lleno de flores que era desde el otro plano.

Probablemente el lugar bonito parecía ser solo era una ilusión del enorme demonio que se encontraba sentado como rey sobre una casa destruida, el mismo que los había atacado cuando se fueron de ahí. Él tenía a todas esas personas atrapadas ahí, pero solo una le interesaba.

Jungkook pasó saliva viéndolo desde lejos, no tenía idea de por dónde empezar. Lo que no sabía es que el demonio ya estaba al tanto de que había llegado. Ese plano era su territorio.

—Has regresado. —habló el demonio. Su voz sonando por todo el lugar.

Jungkook se acercó a él, hasta quedar lo suficientemente cerca como para poder observar cada detalle de este: —Esto no se iba a quedar así, maldito demonio. Voy a acabarte.

—¿Y cómo lo harás? —se sentó derecho, viéndolo ahí todo pequeño como hormiguita.— Deberías de ser educado con un ser superior a ti. Como siempre los humanos se creen la gran cosa, pero seré cordial y me presentare. —se puso de pie, viéndose aún más enorme y fabuloso desde esa perspectiva, sin embargo eso no iba a intimidar a Jungkook.— Mi nombre es Jezbeth, para decir algo que se te sea fácil de recordar, porque el verdadero no serias capaz de pronunciarlo.

Escape de Omelas | KookTae (Lado A)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora