Sangre y Acero | Stingue

VII

Un mes después...

─Una nueva campaña?─le preguntó Rogue al emperador, quien lo había llamado a su sala de audiencias.

─Así es. Y ahora nuestro enemigo no serán ni más ni menos que los... ─Gildarts no pudo terminar de hablar, ya que un guardia entró exaltado al lugar.

─Alteza, un enfrentamiento en las arenas del Anfiteatro se ha salido de control, y los responsables se niegan a obedecernos!─le informó el guardia, y tanto Rogue como Gildarts se dirigieron hasta allá.

Sin duda Rogue no se esperaba ver a Sting batiéndose casi a muerte con Gray, quienes parecían estar encerrados en una burbuja, ajenos a todo lo que pasaba alrededor.

─Ustedes dos, basta!─les ordenó el emperador, acercándose con una expresión sombría hacia los dos jóvenes.

En ese momento fue que Sting y Gray se detuvieron, uno quedando más herido que el otro. El rubio apenas tenía moretones en el rostro, dejando ver su labio inferior roto; mientras que Fullbuster tenía la mitad de su cara herida, con evidencias de haber sido golpeada hasta el cansancio, y junto con ello un brazo a poco de ser dislocado.

─Qué significa esto? quiero explicaciones, ahora!─vociferó Gildarts, como si estuviese sermoneando a dos niños pequeños.

Sin embargo, el asunto era mucho más serio.

─Es cierto que en la próxima campaña su enemigo será el imperio Persa?─preguntó Sting, sin alzar la mirada.

Rogue palideció al oír aquello, entendiendo enseguida la situación y el por qué ellos dos estaban peleando.

─Sí, es cierto. Asumo que tú se lo has dicho, Gray. ─Gildarts se dirigió esta vez hacia su SubComandante, quien hizo una reverencia antes de contestar.

─Es así, Alteza. Tenía en mente que este chico participara en la campaña, pero se lo tomó de una mala manera y procedió a atacarme, y...

─Y no tuviste otra solución más que responderle con golpes también, verdad?─ cuestionó Gildarts alzando una ceja.

─Sí─admitió Gray, sintiéndose avergonzado por tal comportamiento.

─Me harán combatir contra quienes me cuidaron y me dieron un hogar durante años?─siguió preguntando Sting.

─Ya eres uno de nosotros, no? Roma es tu hogar ahora, y lo menos que puedes hacer es demostrar tu lealtad hacia el emperador Gildarts y a su gente─le dijo Gray, con una voz que detonaba desprecio total.

─No es justo!─habló Rogue después de varios minutos en silencio─. Tener que enfrentarse a los que fueron su familia por un largo tiempo... estoy seguro de que el emperador no lo...

─Tú cierra la boca!─le gritó Gray, casi matándolo con la mirada─. Eres quien menos tiene derecho a opinar aquí, aún sigues siendo un mero novato. Así que cállate.

Rogue sintió un escalofrío recorrerle la espalda, teniendo desde ya un mal presentimiento, y más porque Gray nunca le había hablado así; prefirió bajar la mirada y quedarse callado.

─Considero ambas opiniones, tanto de mi SubComandante como de mi fiel Gladiador─comenzó a hablar Gildarts, pasando por alto la breve risa que había soltado Gray ante lo último─. Sin embargo, ahora ésta es tu ciudad, quizá sea una buena idea de cuán leal puedes serme si te enfrentas a quienes son de tu mismo origen... no crees?

Sting fulminó con la mirada al emperador, importándole en lo más mínimo si arriesgaba su vida al hacerlo. El hombre ante él estaba dispuesto a repetir la misma historia de hace ocho años atrás.