IX

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"Contribuí en su asesinato... así que la condena que me espera a mí es la misma" se replanteaba Rogue con la vista fija en un punto ciego de aquella celda. La penumbra que invadía el lugar no le dejaba ver mucho, aunque estaba seguro de que ya había caído la noche; cuántas horas habrán pasado desde aquello?

Por instinto bajó la vista hacia sus manos, las cuales aún tenían restos de sangre. Y es que ahora mismo no podía sentir nada más que no fuera rechazo a la vida que hasta ese momento llevó, repudio hacia quienes sabían la verdad y decidieron callar fingiendo que lo aceptaban como un ciudadano romano cualquiera; ingenuamente creyó que se había ganado un lugar entre sus compañeros.

Una vez más Rogue se abrazó a sí mismo, sintiendo de nueva cuenta las lágrimas bajando por sus mejillas. Ya no tenía un lugar en el mundo, ningún lugar al cual pudiera llamar "hogar."

Lo había perdido todo con tal de hacer justicia. Asesinó al verdadero culpable de la masacre de ese día, y peor era pensar que lo había dejado vivo sólo por ser su hijo... y tal vez por sentir lástima de verlo tan vulnerable e indefenso.

Y fue así que una duda se instaló en su cabeza de repente: qué habría sido de Sting? ya lo habrían ejecutado o torturado hasta morir?; ambas opciones eran igual de terribles si se lo imaginaba, así que por ello se llevó las manos hasta su cabeza tratando de ocultarse de todo y todos.

─Desde aquí no puedo protegerte... ─murmuró para sí mismo, sintiendo una extraña necesidad de saber acerca del rubio.

A él también se lo habían quitado? lo dejarían sin nada otra vez?

Cuando estuvo a punto de levantarse y comenzar a gritar el nombre del ojiazul a través de las rejas, una silueta conocida apareció enfrente suyo.

─Gray?─preguntó Rogue con el desprecio notándose en su voz─. Viniste a burlarte de mi desgracia, supongo.

─Si me conocieras bien, sabrías que no soy esa clase de persona. Seas o no nacido en Roma, sigues siendo mi compañero─le respondió Fullbuster.

─Y te parece bien tener a tu compañero tras las rejas?─objetó el ojirojo.

─Asesinaste al emperador del mundo, qué esperabas? además, lo que más me impresiona de lo ocurrido es que le hayas creído todo a ese maldito rubio. Ni siquiera te paraste a pensarlo antes de actuar!─le recriminó Gray con impotencia.

─Él asesinó a mi familia, me lo quitó todo y por si no fuera poco me dejó vivo sólo porque soy su hijo!─contrapuso Rogue furioso─. Cómo crees que me siento ahora que sé que he estado viviendo bajo una pantomima de mentiras, sirviéndole de escudo a quien me dejó sin nada ese maldito día?!

─Gildarts te lo dió todo, Rogue. Te dió una buena vida, un hogar y un puesto importante entre su guardia personal. Además, qué importa si asesinó a sangre fría a todos los que en algún momento llamaste familia? él siempre te vió como si fueras su hijo, y se comportó como tal a pesar de quitártelo todo. No has considerado que tal vez se haya arrepentido de hacerlo?

Ante lo último Rogue no pudo evitar reír. Todo lo que su "compañero" exponía le parecía sumamente absurdo... qué clase de padre asesina a quienes más quieres para luego actuar como si nada?

─Nunca se lo voy a perdonar. Espero que ahora esté ardiendo en el infierno, pagando por todo lo que hizo─escupió el ojirojo.

─Era su deber someter a quienes vivían en territorio persa, y como ellos se negaron por todos los medios, no les quedó más remedio que sufrir las consecuencias─le dijo Gray como si nada, avivando aún más la ira que seguía incrementándose en el interior de Rogue.

Sangre y Acero | StingueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora