Maneras de besar

Como un pago | McHanzo

—¿Tienes invitación? —Gabriel Reyes preguntó, cruzando los brazos y posicionándose frente a la entrada, obstruyéndola—. ¿Cuál es tu apellido, kiddo?

—Shimada —Hanzo le entregó su tarjeta y Gabriel levantó una ceja, esbozando una pequeña sonrisa.

—Vaya, dónde están mis modales —dijo Reyes, rompiendo la invitación por la mitad y dejando caer los pedazos en el suelo, haciendo un ademán para que Hanzo entrase—. Pues bienvenido, entonces.

La familia Shimada era reconocida en el negocio ilegal como principales proveedores de armas. Se decía que tenían absoluto monopolio del mercado y que sus acciones de dinero les permitirían fácilmente manejar el resto de la industria, eclipsando el control del resto de las familias en el negocio.

Aunque Genji y Hanzo preferían mantenerse alejados de los asuntos de la familia, debían responder de todos modos a las peticiones de su padre, y asistir a las "invitaciones" de distintas reuniones de compradores era sólo una de sus responsabilidades como herederos.

Hanzo comenzó a caminar por los pasillos, siguiendo las señaléticas de neón. Era la primera vez que iba a ese sitio ya que hasta el momento había sido tarea de Genji, pero como éste prefirió quedarse en casa, Hanzo accedió ir en su lugar.

Al llegar al final del corredor, se encontró con un espacioso escenario de teatro antiguo que se extendía a lo largo de todo el salón. El lugar era grande y estaba vagamente iluminado por focos en una tonalidad carmesí. Los asientos estaban perfectamente ubicados al centro y los asistentes se iban distribuyendo en las butacas identificadas con sus números.

El número de Genji era el doce. Primera fila, extremo derecho.

Hanzo empezó a abrirse paso entre las personas que estaban en el lugar. El barullo general era grande, había demasiada gente y el ruido se mezclaba con la música que sonaba desde los altavoces del escenario. Hanzo ni siquiera era capaz de vislumbrar los rostros de los asistentes. Parecía sencillo perderse.

Una voz se hizo oír desde el micrófono anunciando que estaban próximos a comenzar, así que el ambiente comenzó a ordenarse un poco. Cuando Hanzo Shimada llegó a su asiento, la música se detuvo.

—Bienvenidos —una figura comenzó a aparecer desde el fondo el telón con micrófono en mano y el público comenzó a aplaudir. Era un hombre alto y delgado, llevaba un traje color bermellón y un sombrero alto con detalles oscuros—. Ha sido mucho tiempo desde que fui su acompañante. Siempre es un placer tenerlos en mi fiesta del té...

El presentador comenzó a pasar la vista por todos los asistentes, deteniéndose en Hanzo.

Shimada le observó con atención, cruzando los brazos. El reflejo de los focos lumínicos sobre el anfitrión dejaba ver su rostro pintado de blanco y sus ojos cubiertos por kohl.

Tenía una mirada expresiva y un aire excéntrico, como algo que jamás hubiese visto antes, y Hanzo comenzó a preguntarse por qué alguien así, que lucía como un personaje sacado de una obra, dirigía la subasta.

—Bien, comencemos —continuó el presentador—. Nuestro primer objeto a la venta es una caja de fusibles de francotirador SV-98. Pondré un piso de cien mil dólares, ¿alguna oferta?

El objeto comenzó a ser pujado hasta llegar casi a los trescientos mil dólares. Hanzo observaba a su alrededor en medio de los gritos eufóricos del público, preocupándose de tomar notas mentales de aspectos que llamaban su atención tales como: qué familias pujaban más en la subasta o quiénes se encargaban de la seguridad del recinto, tal como su padre le había pedido.

En realidad, él no estaba allí para licitar en la subasta.

Los hermanos Shimada eran enviados a vigilar el orden en el cual se llevaban a cabo las cosas.