Cap 24.: El ruido

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+++Danny+++

Un suave llanto me despertó. Mire la hora en el reloj y eran las ocho de la mañana. Hora de comer de Ángela. Me fui a levantar de mi cama pero un pequeño cuerpecito estaba encima mío haciendo que bajara la cabeza. Ahí estaba mi pequeña, mirándome, mientras hacía pucheritos con los ojos humedecidos.

Me levanté lentamente mientras la cogía y me quede mirándola. Era preciosa. Aunque estuviera a punto de llorar porque tenía hambre seguía siendo preciosa. La abrace contra mi pecho y me dirigí a la cocina con ella para desayunar los dos juntos, dado que Víctor aún no había regresado.

La di el desayuno a mi pequeña, la cual cada día estaba más grande, parecía que tenía ocho meses en vez de cinco. Miraba todo curiosa, cogía todo lo tiraba y lo volvía a mirar en el suelo. Si la echabas la bronca te miraba y se reía. Era imposible enfadarte con esta preciosidad de hija.

La  vestí con un pequeño vestido que había comprado Víctor para ella y la monté en el carricoche. Teníamos bastante camino hasta el local de David, y es que lo malo de tener moto es que no podía llevar a mi pequeña. Tenía que sacarme el carnet de conducir tarde o temprano.

Mi pequeña miraba curiosa todo. Nunca había visto esas calles así que entendía en cierto modo su entusiasmo. Intentaba coger con sus manitas las flores que volaban por culpa del polen. Se reía ella sola y eso me hacía muy, muy feliz.

Una hora después de salir de casa llegamos al local de David, me quite las gafas de sol y entre con el carrito y mi hija que miraba todo curioso. Cuando llegue no había nadie allí y eso me sorprendió.

-Está cerrado, vuelva en tres horas-dijo David saliendo de su despacho

-¿Para nosotros esta también cerrado?-dije sonriendo, cuando nos vio, una sonrisa se instalo en su cara y se acercó a nosotros.

-No, claro que no. Simplemente no os esperaba tan pronto-dijo después de saludarnos. Se agacho a la altura de Ángela, que lo miraba curiosa. David le sonrió y ella se tiro a sus brazos. Eso lo hacía cuando se sentía segura delante de alguien, me sentí orgulloso de mi pequeña-¿La puedo coger?-pregunto temeroso después de abrazar a Ángela.

-Claro que sí. Es tu sobrina. No tienes porque pedir permiso-dije desatándola del carrito y sacándola para que David la cogiera.

-Ven aquí pequeña-sonrió y la lleno la cara de besos a lo que mi pequeña contestaba con dulces carcajadas.

-¿Dónde está Andrea? Creí que iba a venir-pregunté dejando la chaqueta en el perchero.

-Ah está en la cocina. Creo que está haciendo galletas, ve a verla. Seguro que se alegra-sonrió

-Está bien, ¿Te quedas con Ángela?-pregunte, porque a pesar de que David era su tío, era muy protector con mi hija

-Por supuesto-asintió mientras hablaba con Ángela y se ponía a andar por el local con ella.

Angel de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora