Capítulo 3

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Como ayer fue mi cumpleaños os dejo este capítulo.

(POV TARAN)

Estaba en la ducha con la mi mano derecha sujetando mi miembro. Lancé un gruñido sintiendo como llegaba al clímax. Jadeando me apoyé contra la pared de la ducha dejando que al agua caliente cayera sobre mí. Me acababa de masturbar pensando en ella. Había hablado conmigo en el parque, me había desafiado.

Cuando las vi alejarse tuve que reunir toda mi fuerza de voluntad para no cogerla y llevármela a casa para que suplicase que la follase. Debía hablar con Héctor cuanto antes, pero no me atrevía, además tenía muy clara su respuesta porque yo mismo me la repetía constantemente "aléjate de ella". No podía, era algo superior a mí.

Entre en mi "despacho" y me puse a trabajar de forma exhaustiva para sacármela de la cabeza. No sé cuánto tiempo pasó, pero el trabajo dejó de hacer efecto y mi mente voló nuevamente hasta ella. Tenía que averiguar cosas de ella.

Comencé a rastrear. Sabía perfectamente quienes eran sus padres, el guitarrista y la prima rarita de Héctor, su cumpleaños era el cinco de abril. Miré el calendario, apenas faltaban un par de semanas. Había bastantes fotos de ella cuando era pequeña, cuando las vi me echó para atrás su melena rubia, pero a partir de 2015 en todas salía ya con el pelo naranja, estaba mucho más guapa así.

Miré la hora, era más de media noche ella ya estaría durmiendo. Salí de mi casa y me dirigí hacia la suya. Como siempre a estas horas las luces de la planta baja estaban encendidas, sus padres Vivian más de noche que de día.

Sigilosamente me acerqué hacia el árbol al que llevaba un par de días subiéndome. Lo trepé y con la luz de la luna la observé durmiendo, el pelo se le pegaba a la cara, pero se advertía el color sonrojado de sus mejillas. Me gustaba este árbol, estaba cerca para que pudiese verla, pero no tanto como para que pudiese cometer alguna gilipollez como saltar a la ventana.

De un momento a otro comenzó a moverse, estaba teniendo una pesadilla, hacía gestos de dolor y no paraba de retorcerse. Estaba tenso, me moría de ganas por entrar y despertarla.

Por fin se despertó tirando las sábanas que le cubrían al suelo, comenzó a mirar por toda la habitación desorientada y finalmente se quedó observando la venta, hacia mi dirección. Me escondí como la sombra en que me había a pronta edad rezando para que no me hubiese visto y comenzase a gritar. Si eso pasará sus padres vendrían a matarme, yo los mataría a ellos, los Gotti me matarían a mí y Héctor mataría a todos y en fin todos muertos, eso no era muy agradable.

Me relajé cuando dejé de percibir su mirada, nuevamente se durmió, pero ahora estaba de espaldas a mí. Las sábanas seguían en el suelo por lo que podía ver la perfección de su figura resaltada por ese minúsculo pijama.

Decidí que ya estaba bien de fisgonear como un voyeur. Bajé del árbol sin hacer ningún ruido y me dirigí de nuevo a casa. Cuando llegué tenía un montón de llamadas tanto en el móvil, como mensaje en el contestador. Todos de Héctor, de quien si no.

"Taran llevo más de dos horas llamándote donde coño estás". —Parecía enfadado.

"Taran llámame"

"Escucha marica ya puedes esconder bien tus cojones porque cuando llegue te los voy a cortar. Hada me ha llamado cabreada porque te ha pillado, claro que la culpa es de esa cría con el pelo naranja que la pone en mi contra".

"Me estás empezando a preocupar, te ha podido la vergüenza de que una cría te ha pillado y te has colgado de la lámpara del salón".

Esos eran algunos de los mensajes que había recibido, a partir de aquí ya todo iba de insultos hasta que escuché el ultimo, hacia media hora, en el que se le veía realmente preocupado. Decidí llamarlo, sin tan siquiera ver la hora que era seguro que estaba despierto.

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora