Capítulo 11

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(POV IGOR)

Me desperté por el dolor de cabeza, tenía recasa. Anoche había sido la fiesta de Héctor para presentar a nuevos miembros de las familias. Sabía que querían que fuera allí para que diesen mi aprobación sobre alguno de esos muchachos y que se casara con mi Jara. 

Estúpidos… nadie conocía a mi hija como yo y sabía perfectamente que ninguno de esos estirados haría feliz a mi hija. 

Además, sospechaba que ella ya tenía algo con alguien. Si el chaval era adecuado, y trataba bien a Jara me daría absolutamente igual si pertenecía a este mundo o no. No iba a dejar que nadie decidiera con quién iban a estar ninguno de mis hijos, yo no lo había consentido para mi y tampoco lo consentiría para los míos. 

Pensar en mi elección hizo que me doliese nuevamente la cabeza y mirase el reloj de mi muñeca. Las nueve y cinco de la mañana, demasiado pronto. Me giré y observé a Cate tumbada a mi lado. Estaba despierta, como siempre que yo me despertaba. 

—Buenos días cielo. 

—Ayer te emborrachaste otra vez. Deberías controlarte, ¿no crees? 

De vuelta a lo de siempre. 

—Igor, no me escuchas. Tienes que saber controlarte, no te digo que no bebas, pero me parece que deberías guardar la compostura. 

—¿Esque ahora te gustan los tíos que “guardan la compostura”? —Ella rodó los ojos y se acomodó a mi lado. 

—Sabes que solo me gustas tú, pero hay veces en las que parece que quieres llamar la atención más de la cuenta. —Me dio un beso en los labios. 

La verdad es que no me gustó que creyese que quería llamar la atención. Lo que pasaba es que no aguantaba ese tipo de reuniones y necesitaba algo para lidiar con toda esa gente, además de los fantasmas que había en esa casa. Literalmente. 

Alargué mi mano y acaricié su abultado vientre, sonreí. Otro DrachenBlaut vendría al mundo,esperaba que se pareciese a ella. Todos creían que Jara se parecía a Caterina, pero ella y yo sabíamos que era idéntica a mi. 

—Podríamos ducharnos juntos… sabes que solo me da mucha pereza. 

Ella rió suavemente. 

—Está bien. 

Tras ducharnos decidimos bajar a comer algo, la verdad tenía hambre. Cuando llegamos al salón frote mis manos. 

—¡Buenos días familia! Tony, ¿qué tal va tener un día más a tus espaldas? Lo cierto es que sí que pareces más viejo. 

—Oh cállate melenudo. —Sonreí ante el saludo de mi suegro. Todos los demás pasaron de nosotros, como hacían normalmente. 

Revisé la mesa, Jara no estaba. 

—¿Todavía no ha bajado Jara? —Cate también pareció darse cuenta, Tony y Zeus se encogieron de hombros. Camilo tampoco estaba por allí, ni su mujer. 

Noté como Hada se tensaba, pero en ese instante el bebé comenzó a lloriquear por lo que no le presté mucha más atención. 

Decidí desayunar y cuando acabara iría a llamar a Jara para irnos a casa. Era mucho más tranquilo estar allí. 

Levanté la vista y ante mi estaba el padre de Zeus, Camilo y Tony. Oh por Dios, pero este tío no se cansaba de que lo mandaran a la mierda. Hice caso omiso a la risilla que se le escapaba cada vez que me miraba, lo cierto es que me estaba dando muy mal rollo. 

Subí las escaleras en busca de mi hija una vez que hube terminado y llamé a la puerta de su habitación aquí. 

—Jara, Jara peque te tienes que despertar. Ayer te fuiste muy rápido de la fiesta. —No había respuesta. Fruncí el ceño. 

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora