Capítulo 18

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Qué capítulo más triste nos toca leer hoy. 

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(POV TARAN)

Lo cierto es que me había decepcionado que Jara se hubiese tenido que ir a cenar a la casa de los horrores, pero ella también necesitaba pasar tiempo con su familia.

Los días se me pasaban lentisimos sabiendo que la tenía a mi lado y que no podía tenerla. Y todo por una estúpida apuesta. Tenía que haberlo mandado todo a la mierda, sabía que si alguna de las tantas veces que habíamos estado a punto de hacerlo hubiera insistido un poco más ella no habría podido resistirse.

Estaba mirando un capítulo de una serie que me resultaba entretenida, estúpida pero me hacía pasar el rato.

Cuando estaban por llegar las once y media de la noche mi móvil vibro. Era ella quería que fuese a recogerla. Fruncí el ceño, me había esperado que estuviese más tiempo eso es que había pasado algo.

No esperé a que pasaran los quince minutos, me llevé el plato a la cocina y lo dejé sobre la encimera, lo lavaría más tarde.

Fui a la calle, no me había molestado en dejar el coche dentro del garaje. Arranqué el motor y puse rumbo a casa de mis ¿suegros? Aparqué justo en frente de casa de los padres de Jara. Cuando llevaba apenas un minuto esperando vi un movimiento en la ventana, parecía la sombra de su padre. Rodé mis ojos.

Saqué mi móvil y le mandé un mensaje a Jara para avisarle de que ya estaba allí, pero no me leía. Seguramente tenía el móvil en silencio como casi siempre.

Pasaban los minutos y ella no salía. Estaba comenzando a impacientarme, quizás sus padres la estuviesen reteniendo, o peor aún tal vez hubiesen conseguido convencerla de que estar conmigo era un error lo cual yo seguía pensando.

Finalmente la puerta de la casa se abrió dejándome ver a Jara iluminada por la luz del porche. Se despidió de sus padres con un abrazo y del que suponía que era Aksel lo hizo con una inclinación de cabeza. Después con una sonrisa se dirigió hacia el coche. Estaba preciosa, el color plateado le quedaba muy bien. A cualquier otra chica tan pálida le habría hecho parecer mortecina, pero ella brillaba con los reflejos que le hacía la luna.

Dios me estaba convirtiendo en un ñoño.

Jara entró en el coche y como su familia seguía en la puerta de casa observando decidió no darme mi beso, pero era la mejor opción no era cuestión de ir provocando a esa panda de psicópatas.

Cuando puse rumbo a casa me di cuenta que sobre sus piernas tenía algo envuelto.

—¿Qué es eso?

—Es tarta que ha hecho Jeffrey, mamá ha envuelto lo que quedaba y me lo ha dado para nosotros. Ha dicho que espera que te guste.

Sonreí disimulando. No pensaba probar esa jodida tarta, seguro que esa mujer le había echado veneno o algo, pero ¿no envenenaría a su hija no? Claro que esa mujer era médico seguro que tenía un antídoto para Jara y yo que me muriese. Al menos sería una muerte dulce.

—Has regresado pronto. —le dije mirándole de reojo para ver su reacción. Suspiró.

—Sí. Lo cierto es que estaba cansada. —me estaba mintiendo.

—¿Ha ido todo bien?

—Con mis padres bien, pero mi tío ha sido un poco incisivo. Y después el ambiente estaba muy tenso y he preferido irme a casa.

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora