Capítulo 19

4.9K 400 51
                                    

(POV JARA)

Negro, lo veía todo negro. Estaba tumbada en la cama de mi antiguo cuarto, solo hacía dos días que me había ido de cada de Taran. Había tenido la infantil esperanza de que volviera a por mí, de que se enfrentara a mi padre y a toda mi familia, que vendría y me diría que había actuado mal, que confiaba en mí y que me quería más allá de sus estúpidas paranoias. Que habíamos vencido a Jomara.
 
No había sido así.

La puerta de mi habitación sonó por enésima vez ese día. De nuevo era mi madre.

—Jara deberías comer algo. —Dijo entrando con una bandeja de comida.

La miré sin ganas. No dije nada, desde esa noche no había hablado salvo algunos monosílabos cuando me preguntaban algo directamente, algo realmente raro en mí. Suspirando dejó bandeja en mi escritorio y se marchó cerrando con cuidado. Sabía que estaba preocupada y que con lo grande que estaba no le venía nada bien, pero por mucho que había intentado dejar atrás mi estado de ánimo había sido imposible. Demasiado pronto todavía.

No me apetecía hacer nada, solo quería estar tumbada en mi cama, escuchar música triste y dormir cuando el cansancio me lo permitía. Aunque me arriesgaba mientras dormía a que se repitieran en mi mente las palabras de esa bruja durante mi último sueño, ella no paraba de repetir "Es mío, es mío. A mi nunca me va a olvidar" y era cierto. Ella había ganado y yo estaba fuera de combate. ¿Cuánto tardaría en olvidarme? Dudaba que yo consiguiera hacerlo.

Miré mi mesilla. Allí estaba mi móvil que llevaba apagado desde que a la mañana siguiente de marcharme no había dejado de sonar. Era Hada intentado ponerse en contacto conmigo, se habría enterado de lo que había pasado por Héctor casi seguro.

Suspiré dándome la vuelta ne la cama. Allí estaba la bandeja de comida, no había probado bocado desde la cena con mi tío y mis padres aquella noche, pero no sentía hambre. Tenía un nudo en el estómago que hacía imposible que pasará cualquier alimento, sumado a que cada vez que veía comida recordaba el postre que se habría quedado en la cocina de Él.

Los ojos me dolían, los tenía rojos e hinchados. Finalmente, sucumbí al cansancio de otra noche en vela y me dormí.

De repente sentí como me levantaba bruscamente de la cama tirando de mi brazo y poniéndome en pie en la oscura habitación. Eso me hizo despertar sobresaltada. Estaba tan desorientada que no conseguía identificar a mi "agresor".

—Esto se ha acabado. —En cuanto escuché su voz supe de inmediato a quien correspondía. Entonces mi vista el fin se enfocó y lo pude ver claramente.

—Tony, he dicho que eso no le iba a venir bien. Se escuchaba a mi abuela que subía las escaleras.

—Y yo te he dicho que me daba igual. —Le contestó una vez que mi abuela entró en la habitación. —¿Crees que voy a dejar a mi hija muerta de la preocupación sin hacer nada? ¿Pero tú la has visto? Si no parece una persona. —Me señaló con una de sus manos, mientras la otra aún me tenía sujeta por el brazo.

Gracias abuelo...

—Eres un bocazas —le contestó mirándole de reojo y negando con la cabeza —cariño, no le hagas caso, sabes que es como un niño pequeño.

—Silencio. Esto lo arreglo yo y punto. —contestó nuevamente mi abuelo. Y seguidamente echó a su mujer de mi habitación sin dejarme sin quiera abrir la boca.

Se acercó a mí y ambos nos sentamos en el orillo de la cama. Nos quedamos callados por un momento mirándonos a los ojos. Ojos azules contra ojos verdes, su fuerza contra mi debilidad. Alargó su mano y me acarició la cara.

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora