Epílogo

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Llegó el final de esta historia, con la que he estado muy contenta y con la que os he visto muy involucradas. Un beso muy fuerte y os veo en la próxima historia de la Familia Gotti.


(POV JARA)

Me sentía en las nubes, ahora todo estaba genial. Taran por fin se había liberado, le había costado, pero sabía que eso era justo lo que necesitaba. Había tenido una infancia horrible y esa zorra me había mentido.

Dios que raro sonaba eso, una muerta me había mentido... Pobre Taran, no podía entender cómo había personas en el mundo dispuestas a hacer daño a otras personas así por que sí, sin ningún tipo de motivo.

Podría sonar algo hipócrita sabiendo como eran mi familia, pero al fin y al cabo siempre había una razón detrás de sus advertencias y... asesinatos.

Noté como mi espalda tocaba el colchón. Taran seguía besando mi cuello y deshacía el camino hasta llegar a mis orejas. Sentía como me humedecía. Yo me limitaba a acariciar su espalda tironeando de su camisa para sacarla del pantalón. Estaba intentando introducir mis manos entre nuestros cuerpos para poder desabrocharle la camisa, pero Taran estaba tan metido en su labor que me era imposible. Era tan maravilloso sentir su peso sobre mi.

—Taran, te necesito.

—Shhh... —me besó — Tenemos toda la vida mi amor.

Mis pezones se endurecieron. Yo solo podía moverme para poder restregarme contra él, pero no era suficiente. De repente dejé de sentir su peso sobre mi y abrí mis ojos para ver qué sucedía. Él me sonreía se quitó la camisa con impaciencia, me quedé quieta mirándole el pecho tatuado. Parecía que Taran se había olvidado de lo que tenía allí, pero al ver mis ojos fijos en esa zona se quedó cohibido.

Antes de que comenzase a pensar tonterías e hiciera alguna estupidez como volver a cubrirse me puse de rodillas sobre la cama como pude, ya que el vestido era realmente incómodo. Comencé a besar su torso y a acariciar su espalda sintiendo con las yemas de mis dedos cómo se dibujaban las numerosas cicatrices que le habían dejado aquellos salvajes latigazos. Mi pobre Taran. Poco a poco pude sentir como se relajaba al fin.

Bajé mis manos por su torso desnudo hasta llegar a la hebilla de su cinturón que me apresuré a desabrochar. Él no paraba de acariciarme y gemir, yo también lo hacía. Cuando ya estaba a punto de comenzar a bajarle los pantalones, para mi sorpresa de un momento a otro me tomó de la cintura y me giró haciendo que me quedase con mi cara pegada a la cama. Apartó el pelo para que él pudiese tener acceso a mi cuello que no tardó en besar y lamer. Poco a poco fue bajando por toda mi espalda, estaba totalmente húmeda y ni siquiera habíamos empezado.

Con cuidado comenzó a desabrocharme los botones que sujetaban mi vestido.

—No llevas sujetador. Lo he notado desde el momento en que has empezado a caminar hacia mi esta mañana del brazo de tu padre. Me han entrado ganas de arrancarte el vestido y tomarte allí mismo en el altar. —Gemí antes sus palabras en mi oído.

—Taran por favor.

—Ponte en pie, cielo. —Sin perder tiempo le hice caso. Lo hice tan rápido que casi me caigo provocando nuestras risas. —Tranquila.

El también se puso en pie y lentamente me fue quitando el vestido de novia. Empezó bajándomelo por los hombros y se detuvo en el tope que hacía con mis pechos. Me los acarició levemente por encima del vestido haciendo que mis pezones se endureciesen y me hormigueasen. Finalmente me lo bajó hasta mitad de mi abdomen liberando mis pechos.

Con su lengua comenzó a juguetear con uno de mis pezones, mientras el otro era atendido por una de sus manos. Para que el trabajo fuese más fácil, Taran se había sentado en el orillo de la cama nuevamente. Estuve allí un tiempo dedicando atenciones a mis pechos durante Dios sabe cuanto tiempo, pero ya estaba agotada lo necesitaba dentro de mi. Estaba a punto de decírselo cuando de un golpe tiró del vestido haciendo que este finalmente se arremolinara en el suelo alrededor de mis pies.

Saga Familia Gotti 6:  En tu mirada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora