Capítulo 3

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-¿Crees que quiera vender la colección?- preguntó Degel.

-No estoy seguro de lo que quiere- Harukei fue a su escritorio, sobre el había una carpeta abierta. Pasó algunas hojas; Degel vio notas sobre varios robos. Antares era sospechoso de todos ellos, pero nadie podía probarlo.

-Si quisiera vender en el mercado negro no habría recurrido a nosotros- apuntó Degel. Abundaban piezas robadas, pero Goldberg no jugaba sucio nunca.

-Cierto- asintió Harukei-. No creo que pretenda vender en el mercado negro.

-¿Crees que va a donarla?- La voz de Degel sonó muy crédula. La colección entera podría valer mil millones de dólares.
-No creo que el necesite dinero-.
-No es cuestión de necesidad. ¿Quien es? Ni siquiera sabia que Antares tenia un hijo.

- No se sabe por qué abandonó el redil a los veintiún años, tras licenciarse en matemáticas, en Atenas.
Creó su propia empresa de informática en Estados Unidos y no volvió nunca.
-Y su empresa en Estados Unidos es legal?
-Eso parece- Harukei hizo una pausa-. Quiere que la tasación se haga cuanto antes. Parece urgente.
-Por qué?
-Es comprensible que un hombre de negocios honesto quiera librarse legalmente de un montón de obras de arte robadas lo antea posible.
- Eso si es honesto.
-El cinismo no te favorece Degel-. Harukei movió la cabeza con expresión comprensiva.
-Tampoco me favoreció la inocencia.
-Sabes que quieres ver lo que hay en esa cámara-. Lo tentó Harukei con voz suave.

Degel tardó un momento en contestar.  No podía negar que sentía curiosidad.  Pero habia sufrido demasiado por no tibutear. Su instinto era resistirte a la tentación, en todas sus formas.

-Podría entregar la colección a la policía.
-Tal vez lo haga,después de la tasación.
-Si es grande, eso podría llevar meses.
- Una tasación detallada Sí,  pero creo que solo quiere que un ojo experto le eche un vistazo. Antes o después de trasladarla.
- No me gusta. Sabes nada de ese hombre.
-Confío en el-. Dijo Harukei ha buscado la fuente mas legítima posible para la tasación.

Degel no dijo nada. No se confiaba de ese tal Antares, no se confiaba de los hombres y menos de los magnates ricos y posiblemente corruptos.

-El caso es que quiere que el tasador vuele a la isla esta noche-. Añadió Harukei.
-¿Esta noche? ¿Por que tanta prisa?
-¿Por qué no? Estar a cargo de esas obras debe ser incómodo. Es fácil caer en la tentación.

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Seguiré mañana tengo problemas con mi celular

¤Dayana¤

Tu eres una obra de arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora