Capítulo 5

520 69 3
                                    

-¿Y usted es?- preguntó el por fin.
- Degel Le Blanc de aseguradores Axis - sacó una tarjeta del bolsillo del abrigo y se la entregó-. Creo que me esperaba
-Asi es- se enrollo la toalla a las caderas y lo miró de arriba abajo, evaluandolo.
-Pensaba que esa tasación era urgente no¿No?- dijo Degel en tono profesional.
- Bastante Urgente- corroboró Antares. Captando la censura del muchacho, sonrió-. Le pido disculpas por lo que puede parecer descortesia. Supuse que el tasador querría refrescarse antes de verme, y que podría terminar mi baño.

-El mejor tasador- corrigió Degel con frialdad-. Y le aseguro que estoy listo para trabajar.
- Me alegra oírlo...- Miró la tarjeta-. Antares alzó la vista evaluando de nuevo, aunque Degel no habría sabido decir si lo evaluaba como hombre o como profesional-. Si no le importa seguirme iremos a mi despacho y hablaremos.

Degel asintió y lo siguió hasta una discreta puerta que había en una esquina. Recorrieron un largo pasillo, iluminado por el crepúsculo que entraba por las ventanas, hasta llegar a un despacho varonil, con ventanales tintados, que daba a los jardines del otro lado del complejo.

Inconscientemente, Degel fue hacia el ventanal y contempló la belleza que se escondía tras el alto muro, sobre el que destellaban los trozos de Cristal. Lo atenazó la sensación de estar atrapado.

Kardia Antares se situó detrás de él, que era más que consciente de que el solo lo cubría un bañador y una toalla. Al oír el suave sonido de su respiración y sentir su calor, se tensó.

- Una belleza, ¿No cree?- murmuró el. Degel se obligó a no moverse, a no reaccionar a su cercanía.
- Para mí, el muro arruina la panorámica- replicó, apartándose de la ventana. Su hombro rozó el pecho de el. Volvió a sentir una especie de corriente eléctrica. No podía negar la respuesta física que le provocaba ese hombre, pero si suprimirla. Rigido, y con la cabeza muy alta fue hacia el centro de la habitación.
- Estoy de acuerdo-. Dijo Antares con expresión pensativa. Le Blanc no habló. - Iré a vestirme- desapareció por una puerta que había en el rincón de la habitación.

Degel inspiró y soltó aire lentamente. Podía manejar la situación. Era un profesional. Se concentraría en su trabajo y se olvidaría del hombre y de sus recuerdos. Estar en esa especie de prisión le recordaba otra isla, otra valla. Y el dolor de corazón que había seguido, por su culpa.

______________________________________

Que buena primera charla y que tensión ggg

Tu eres una obra de arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora