Capítulo 2

4K 464 125
                                    



Erik despertó de un salto, podía sentir la calmada respiración de Charles, quien estaba hecho un ovillo muy pegado a su pecho. De forma parsimoniosa acarició sus cabellos, recorrió su espalda e intentó recordar cada detalle del cuerpo que más amaba.

Con un cuidado casi obsesivo logró alejarse del único hombre que ha amado en la vida, haciendo que el castaño entre sueños soltara un par de gimoteos, para luego acurrucarse aún más y seguir durmiendo plácidamente.

Magneto en un silencio taciturno lo observo, recorriendo de forma ávida cada centímetro de su cuerpo, de aquella cama que compartían y de la habitación, que en este par de meses había sido un testigo silencioso de sus noches de pasión.

Los minutos pasaron más rápido de lo esperado, Erik podría disfrutar la presencia de Charles por horas, y siempre habría algo nuevo que descubrir, como por ejemplo la incipiente peca que se estaba formando en su hombro derecho.

Dio un suspiro, sus ojos se sentían aguados y su cuerpo estaba más rígido que de costumbre. Pero tenía que hacerlo, no lograba sacarse aquellas ideas de la cabeza y no se sentía digno para estar con alguien como Charles, su hombre, merecía a cualquiera, menos a él.

Alguien que lo amara de forma devota, y no es que no lo hiciera - pues estaba seguro de que nunca había amado de esa forma – pero que fuera tan puro y amable como Charles, que compartiera sus ideales y deseos de formar una comunidad con los humanos.

Él por su lado, era un alma envenenada. Destilaba odio y crueldad por cada uno de sus poros, no se permitía concebir la idea de convivir con los asquerosos humanos, menos luego de las cosas que había visto, pero, sobre todo, después de lo de Raven, sólo quería atravesar esquirlas de metal por cada uno de habitantes de aquel pueblo de Alemania.

Aspiró por última vez la esencia de Charles, el hombre poseedor de los ojos azules más hermosos del planeta siempre olía delicioso, su olor era fresco con un pequeño dulzor, que sólo lograba entibiar el alma de Erik.

Era doloroso, lo sabía, pero entre más alargara el proceso sería mucho peor, él no podía hacer sufrir a Charles, mucho menos sabiendo que el hombre lo amaba. Se sentía una escoria por no haber podido decir aquellas palabras que cada día se arraigaban con más fuerza en su corazón, pero haber correspondido a ese "te amo" de la noche anterior, sólo sería dejar una carga demasiado pesada en los ojos del amable mutante.

Sabía que entre más tiempo compartieran, más se enamorarían. Y cuando al fin lograra decepcionar del todo a Charles, pues estaba seguro de que ese día llegaría, que su amable chico de ojos azules en algún momento colapsaría ante tanto odio, la separación sería mucho más dolorosa. Su huida sólo se adelantaba a un final inevitable, todo con tal de salvar a Charles del peor de los monstruos, él mismo.

Le dio un suave beso en la comisura de los labios, fue tan fugaz que sentía como su alma se quemaba por la tristeza de saber de qué nunca más podría tocar aquellos suaves labios. Le dedicó una última mirada, saliendo de la habitación a pasos sigilosos y firmes.

El frío del exterior le impacto, sintió como su cuerpo temblaba al soltar un par de gimoteos silenciosos. Se giró para dar una última mirada a aquella mansión que había sido su cálido hogar los últimos meses y luego camino sin mirar atrás, solo sentía como una parte de su corazón se estaba quedando en el lugar, mientras las lágrimas no paraban de caer.

Esta vez sería un adiós, un adiós para siempre.

* * * * *

Cuando el sol ya estaba bastante alto, Charles entre bostezos sintió como el otro lado de la cama ya estaba frío, días atrás habría soltado un sollozo de temor, pero ahora estaba seguro de que ya no era necesario, Erik, su Erik no se alejaría de su lado, los meses juntos se lo demostraban.

Gran Resiliencia  (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora