No podía dejar de pensar, debía controlarse o sus poderes ya dormidos se podían salir de control, lo que no era para nada recomendable cuando se encontraba viajando en un avión. Dio un suspiro cansado y se dedicó a hojear aquella boba revista que proporcionaba la línea aérea.
Por su cabeza se repetía una y otra vez la voz de aquel niño, no podía dejar de sacar cuentas y definitivamente él había abandonado al amor de su vida hace un poco más de ocho años. Las posibilidades no eran muchas, una era que efectivamente Charles fuera el padre y quizás quien sería la madre del mocoso, apretó los dientes de sólo imaginar a una hermosa mujer con su castaño, ofreciéndole todo el amor que él le negó. Pero, por otro lado, había escuchado aquella tonta leyenda sobre mutantes que podían parir y no quería mantener esperanzas, pero una pequeña parte de su corazón estaba con la ilusión de que este fenómeno fuera real y de ser así, no habían más posibilidades, él tenía que ser el padre.
Ya estaba tan sólo a un par de kilómetros de la mansión, sus manos no paraban de temblar y estaba seguro de que le daría una crisis de pánico en cualquier momento, prácticamente estaba hiperventilando mientras sus manos temblaban.
Con su poder abrió la reja de metal, rápidamente observo con cuidado todo a su alrededor, no había cambiado mucho con los años, a excepción que se veía con más vida y había más muchachos revoloteando. Dio unas grandes zancadas cuando un pequeño cuerpo chocó con sus piernas, al agacharse se encontró con un niño de cabellos platinados que le quedó mirando de forma curiosa para desaparecer en un santiamén. Magneto quedó anonadado, ya luego preguntaría por el pequeño mutante.
Estaba por entrar a la mansión cuando vio salir a Charles, venía despeinado y en su mirada sólo se veía furia, daba la impresión que sus ojos estaban de un color azul oscuro, pero Erik no pudo evitar encontrarlo incluso más guapo que antes. Su cuerpo seguía manteniendo su figura, sus labios seguían tan carnosos y rosados, mientras sus largos cabellos castaños amarrados en una desprolija coleta le hacían ver una forma sumamente sensual. Si fuera posible, Lehnsherr se acaba de enamorar nuevamente, perdió noción del tiempo y sólo fue consciente cuando sintió un duro golpe en su mejilla.
- ¿Qué mierda te crees Lehnsherr? Nadie te ha invitado a mi mansión, no eres bien recibido – le gruñó con apretando los dientes, destilando veneno. Corriendo venían Raven y Hank, se veían preocupados y querían evitar cualquier pelea.
- Charles, necesitamos hablar – dijo de forma calmado Erik, mientras intentaba acercarse, haciendo que el castaño se fuera hacía atrás, evitando todo contacto físico.
- Nosotros no tenemos ninguna puta cosa que hablar, creo que dijiste lo suficiente cuando me abandonaste ocho años atrás – soltó el castaño con sorna, mientras daba una irónica risa.
- ¿Eres mi papá? – los interrumpió el pequeño niño platinado, que había aparecido de la nada. Erik se quedó con la boca abierta, mientras sus ojos no se podían abrir más, Raven estaba segura que había sufrido un ataque cardiaco.
Pero la reacción de Charles nadie se la espero. Tomó con fuerza excesiva del brazo de Peter para luego comenzar a gritarle.
- ¡¿Que te dije de quedarte allá dentro?! ¡¿acaso eres idiota?! – le grito con furia, haciendo que el chiquillo se pusiera pálido y sus ojos se tornaran vidriosos.
- Papá yo... – intentó explicarse Peter, pero fue interrumpido por su padre.
- Vete no te quiero aquí, creo que fui claro – empujó con tanta fuerza al menor, que el platinado terminó sentado en el piso para luego desaparecer tan rápido como había llegado.
ESTÁS LEYENDO
Gran Resiliencia (Cherik)
FanfictionErik ha sido el amante ocasional de Charles, pero nunca han estado juntos más que un par de días. Producto de los infortunios de Raven, ambos hombres se reencontraran nuevamente, haciendo que el amor se manifieste. Pero cuando Charles demuestra su...