Sirena. Capitulo 3

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Capitulo 3:


Los sobrevivientes de la masacre a bordo del buque de investigación marina, como el capitán del barco, algunos de sus marinos y yo dejamos los cadáveres mutilados de los fallecidos dentro de la cámara frigorífica del buque para mantenerlos frescos para después entregarlos a sus familiares en tierra y luego puedan darles sepultura.

Trabajamos hasta altas horas de la madrugada, a pesar de estar agotados y heridos. Todos teníamos una hemorragia en los tímpanos. Quede sin poder oír por un buen rato, me martillaba la cabeza por un insoportable zumbido interno y por primera vez me puse en el lugar de las ballenas, de los delfines y de las sirenas victimas de los cañones de aire comprimido que sirven para extraer el petróleo y el gas natural del fondo marino, así como de los sonares y de las bombas sónicas militares.

De hecho, la constante exposición a fuentes acústicas de muy alta intensidad provoca la muerte inmediata en cetáceos y en otras criaturas marinas. O bien se producen en ellos, severas hemorragias internas.

El sonar destruye las células internas de las criaturas marinas.

Muchas ballenas y delfines sobrevivientes de los sonares militares de los submarinos quedan con secuelas a largo plazo. Quedan aturdidos, lo que causa que se dirijan a la costa y varen en las playas, muriendo asfixiados por aplastar sus órganos internos. Órganos internos que están severamente dañados debido a los impactos sónicos.

También son victimas de los cañones de aire comprimido, de las bombas sónicas y de los sonares, los cefalópodos, es decir los pulpos y las sepias.

Hasta el momento no existe ninguna ley que regule que los militares, los empresarios de la pesca industrial, del gas y del petróleo monitoreen el impacto de sus ruidos en los seres marinos, sabiendo de antemano el grave riesgo que los ruidos y los sonidos causados por los humanos, causan en el ecosistema. Es un daño irreversible.

A parte de levantar y almacenar los cadáveres de mis compañeros de trabajo y de los tripulantes del buque en aquel frigorífico, debimos limpiar la cubierta del barco, pues quedo manchado y regado de sangre y de viseras humanas. Debimos además recoger los vidrios de la pecera y drenar con una manguera y una bomba succionadora, al agua salada que salió de la maldita pecera cuando exploto por acción de la sirena.

En cuanto pude recuperar la audición me puse en contacto vía teléfono en el cuarto de mando del buque, con mi superior en la base naval de Pearl Harbor en Hawai, para informarle de nuestro desafortunado fracaso en capturar a una sirena viva.

Debí explicarle a mi superior que la sirena que logramos capturar y apresar, nos masacro para poder escapar, puesto que se trataba de una especie única de merrow, ya que poseía capacidades psíquicas excepcionales.

Me guarde para mi mismo que la criatura se comunico conmigo por medio de telepatía y que además irá por su cuenta a la costa para reunirse conmigo dentro de dos meses.

Aunque me gustaría capturar a esa criatura para poder estudiarla, y de aquella manera descubrir y revelar el misterio de su existencia y de su modo de vida para después obtener reconocimiento y fama en  la comunidad científica, debo guardar silencio.

Debo asegurarme de que las visiones que tuve de una catástrofe mundial dentro de un año no sean un mera patraña de esa sirena. Además debo comprobar si aquel demonio con forma de mujer pez, puede evitar aquella catástrofe o bien debo lograr que me confiese de que modo evitar que el cinturón de fuego haga erupción simultáneamente a lo largo de los 24 países costeros.

Debo guardar el secreto de nuestra charla a mi superior.

Me haré dueño y amo de esa sirena. La mantendré escondida, a salvo tal y como me lo pidió o mas bien como me obliga.

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