Capítulo beteado por Sthefynice, amor para ella.
Advertencia: Biología alienígena.
Capítulo 4: Lo mejor para ti.
La desaparición de Shiro fue balde agua fría y realidad. Estaban en una guerra, y en la guerra se perdían personas, amigos, compañeros... familiares.
Las reacciones más aversivas fueron las de Keith y Allura. Keith no fue una sorpresa, pero la manera en que Allura reaccionó, no fue previsible, al menos no con aquella intensidad. Todos sospecharon de algún tenue romance que tal vez surgiría con el tiempo, la atención que ambos derramaban el uno al otro era un obvio indicador de que se gustaban, y la aparente comodidad con la que ambos se desenvolvían, al punto de tener charlas privadas a menudo, resultó por confirmar tales sospechas. Así que todos, o al menos todos exceptuando a Lance, esperaban que un noviazgo floreciera si el líder de Voltron y la princesa no se mantenían tan tercos, como lo habían hecho alrededor de todos esos meses.
No pensaron que fuera algo serio, al menos no tan serio como para que Allura se desboronara al punto de no salir de su habitación después de encontrar al león negro vacio. Ella no lloró, no emitió una sola palabra, al menos no al principio. Sería Coran quien la escuchara gritar y maldecir al imperio, llorar por su pueblo, por un amor y un padre perdidos.
Estaba devastada.
Keith no reaccionó mejor. La forma obsesiva con la que se negó a pensar que Shiro se había ido, buscando entre los escombros de la batalla, aislado por horas y horas meditando lo que pudo habérselo llevado, resultó preocupante. Keith no razonó, no comió, no durmió ni admitió ninguna explicación.
Estaba cegado.
A menudo gritaba cada vez que se intentaba razonar con él, siseando entre dientes con ojos inyectados en sangre por la falta de sueño.
—Es natural— Kolivan, el gran Galra jefe de Marmora, dejó deslizar cuando Coran expresaba su angustia por la actitud de Keith. Habían logrado hablar con Allura, convencerla de que salier de su habitación por unas horas, luego de una semana de autocompasión y lament. Pero Keith parecía una pared impenetrable—, los Galra somos una especie que vive en manadas con pocos miembros, estas a su vez forman comunidades amplias. Protegemos y cuidamos a los nuestros, está en nuestra naturaleza exaltarnos y adoptar un estado agresivo cuando se nos separa de nuestro grupo social, o cuando uno de estos es apartado... no es saludable, pero es natural, en especial en un Kyrl, son criaturas susceptibles a la soledad.
Coran asintió, era un conocimiento básico para él que había vivido en una Altea donde Galranos y Alteanos interactuaban en absoluta paz como especies hermanas.
—Lo comprendo— el alteano admitió—, pero a este punto sus reacciones me parecen exageradas, la mayoría de su manada está aún aquí.
Los Paladines se miraron entre sí con ojos incrédulos. Eso, en cierta parte, explicaba un poco de la actitud esquiva de Keith como conductas obvias causadas por su orfandad y el largo periodo de soledad en el desierto. También explicaba como un ser tan hermético e interesado por la causa como lo parecía ser Kolivan, se había quedado una semana entera luego de la batalla vigilando las capsulas donde algunos de sus miembros más cercanos estaban curándose, lo que implicaba quedarse en el castillo y descuidar sus deberes como Marmorita
—Entonces... —Hunk especuló con voz dudosa— ¿es por eso que la mayoría de barcos de batalla galranos tiene a unos pocos tripulantes y a un motón de centinelas robot?
—¡Correcto, número dos!— Coran le felicitó.
Kolivan fue más flemático en cuanto a su afirmación.
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Excepto a Ti
Fiksi PenggemarEl sufrimiento de su padre y una dura infancia por culpa de una madre ausente, volvieron a Keith un firme creyente de la inexistencia del amor. Construyó grandes barreras a su alrededor, y se aisló, presto a no ser herido o rechazado, presto a evita...