Cap. XII -Atrapado-

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Cap. XII –Atrapado-

Tras salir de la posada y regresar a la casa de la abuela, somos recibidos por, Ana quien no parece muy feliz de verme salir toda la noche sin decirle. Con un grito ensordecedor me reclama,

-¡¡¡TRAVIS!!!... ¿Dónde has estado, aun no estás en condiciones de salir?-

-Ana, si sigues así dejaras sordo a alguien, además sabes que tengo que volver a trabajar con los muchachos. Decidí adelantarme un poco y correr la voz de mi regreso-

-Pero soy tu esposa, debes decirme estas cosas-

-He pasado los últimos tres días encerrado en una celda. No obstante nunca se consumó el matrimonio y además el mismo ya fue anulado dado a que estuve muerto... ¿cierto Lagu, abuela Margaret?-

Para mi suerte la abuela Margaret apareció oportunamente detrás de Ana.

-No pensé, que se lo dirías tan pronto chico, pero tienes razón...mi querida nieta el matrimonio aquí es un contrato solo vigente en vida, si una de las partes muere este termina y se anula...oye chico porque traen esa ropa fina si salieron como delincuentes-

-Ummmm...Pasaron ciertas cosas abuela, por cierto la Tía Meylan te manda saludos-

-La señora Meylan nos trató muy bien durante nuestra estancia en su establecimiento-

-Ha sí que tú y Lagu se quedaron a pasar la noche donde Meylan y esta le dio ese lindo vestido a Lagu... ¿verdad?-

-Correcto...-

No sé por qué pero tengo un mal presentimiento de hacia dónde va la conversación. Entramos a la casa y nos sentamos en la sala para continuar.

-¿Lagu que tipo de establecimiento tiene la señora Meylan?-

Ana gruñe esa interrogante con celos palpables, en respuesta a la sonrisa burlona de la abuela Margaret.

-Es una posada de estilo oriental y dispendió de opio y otras drogas, señorita Ana, pero ese es el tipo de establecimiento que dirige la señora Meylan-

La sonrisa de la abuela se transformó en una carcajada, al escuchar a Lagu quien está evitando todo contacto visual con ellas (-Diablos está actuando como culpable-)

-Abuela, porque se ríe acaso usted sabe algo que yo no-

-Nada de nada, mi querida nieta, pero yo diría que esos dos tuvieron una noche agitada después del trabajo...-

Solo pude ocultar mi vergüenza, ¿nos descubrieron?, Lagu esta tan roja como un tomate lo cual nos delata completamente, Ana me ve con los ojos llorosos y llenos de ira, mientras que la abuela y Runa solo están hay riendo de mi sufrimiento.

Estamos en la sala, una habitación grande y con dos entradas, me encuentro sentado de espaldas a una de ellas a mi lado esta Lagu, frente a mi esta Ana al borde de un berrinche, diagonalmente se encuentran la abuela Margaret y Runa riendo de la escena, la abuela en uno de sus chistes acaba de dar en el clavo, no sé si fue suerte o fue premeditado pero una cosa es segura, Ana no está feliz con eso.

Respiro hondo y me preparo para la batalla...hora de decir la verdad

-Ana, lo siento pero ya estoy listo, ¿qué te parece si hoy en la tarde vamos al centro y nos casamos?, aunque solo sea un pequeño papel, es una fe de que nuestro matrimonio está vigente de nuevo-

Ana no da respuesta, su expresión esta fija, estática, las lágrimas se escurren por sus mejillas... tras un breve momento de silencio Ana brinca sobre mi tumbándome de la silla y llevándome al suelo, ella está llorando mientras sonríe, una sonrisa tan radiante y pura que solo puede trasmitir felicidad a los que rodea, una sonrisa hermosa y radiante.

-¿entonces Ana, es un sí?-

Entre sus llantos y lágrimas puede escucharse un pequeño y rebosante de alegría

-SI-

-Bueno llamare a Arturo para que nos ayude a conseguir al abogado para hoy mismo-

-jajajaja ja... chico no pensé que te irías al matrimonio tan rápido...jajajaja ja-

-En realidad pase mucho tiempo pensando en esto, tres años con tres días para ser exactos. Entonces nos casaremos ahora mismo, llamare a un sujeto en la alcaldía para el papeleo-

Y así tras una llamada, a un viejo conocido y algunas amenazas, mi defunción fue levantada y mi matrimonio fue constatado en las actas del registro.

La sonrisa de Ana era hermosa, el poder ver una sonrisa tan cálida después de tres años en ese lugar frio y viciado, para mí es un recordatorio de que estoy vivo.

Fin del primer volumen

Gracias por leer esta historia.

Travis DaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora