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Los chicos estaban parados en la entrada de la mansión esperando a que llegara el auto que los llevaría a su nueva casa, las maletas excesivas en cantidad y tamaño eran llevadas poco a poco por los criados y su madre solo miraba callada todo el alboroto.

Para su sorpresa el auto que los pasó a buscarlos era todo lo contrario a lo que esperaban, pequeño, simple e incluso viejo.

-bueno chicos llego su transporte, rapido rápido suban

-¿realmente esperas que subamos en esa cosa?-pregunto alterado Geno.

-por supuesto ¿creían que los mandaría a la ciudad con un carro lujoso? Nonono ¿y si alguien los sigue? ¿Y si los roban o les hacen algo? Sería muuuy peligroso-exagero la Sra. Crayon.

-si eso pasara los escoltas nos ayudarían, that is your job -afirmo Frehs sin darle mucha importancia.

-parece que se olvidaron de las condiciones de su castigo ¡vamos! Suban que se hace tarde, oh y no olviden sus bolsos.

-esta todo en las maletas, no tenemos bolsos-dijo Error.

-les prepare unos especialmente y con mucho cariño, tienen cosas que necesitaran-respondió su madre lanzando los 3 grandes bolsos repletos hasta reventar en el maletero del carro.

Los chicos subieron derrotados, ya no tenían más escusas ni ideas, ya en la nueva casa pensarían en algo para arreglar su problema pero ahora estaban más distraídos por el mal aspecto del carro o pensando en que tan largo seria el camino.

-les mandare sus maletas en otro carro, este es muy pequeño y no caben todas, suerte mis niños, los quiero mucho-se despidió su madre.

El auto arranco y se alejaba cada vez más de su adorada mansión, que junto a toda su felicidad, trabajo, facilidades, diversión y estilo de vida se desvanecía poco a poco a medida que se alejaban, hasta que lo conocido se dejó de ver y su nueva vida empezaba. 

Una vida sin lujosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora