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Geno estaba de pie frete a la puerta respirando profundamente intentando relajarse, finalmente por un impulso de determinación se decidió a tocar el timbre y tan rápido como le llego el valor se volvió a poner nervioso-t-tal vez no haya nadie, mejor vuelvo luego- dio media vuelta decidido a dar la retirada pero justo en ese momento la puerta se abrió arruinando su huida.

-hola Geno, buenos días.

-h-hola Blard ¿cómo estás?-se giró con una sonrisa nerviosa intentando parecer calmado.

-bien ¿y tú?

-bien...necesito pedirte algo-los nervios suelen ser traicioneros, puedes estar muy decidido a hacer algo pero si sientes miedo, pena o angustia se convierte en una tarea casi imposible, él no es la excepción, varias veces intento ir a hablar con Blard, de verdad que lo necesitaba pues no tenía ni idea de por dónde empezar y al ser la única persona que conoce del lugar no tenía más opciones ¿lo rechazaría? ¿No podría? ¿Debería darle algo para convencerlo? Solo en eso podía pensar cuando la realidad era tan diferente, el miedo te puede hacer pensar lo peor de los demás, incluso de las mejores personas-necesito que me ayudes a buscar trabajo.

-claro, no hay problema.

Blard fue a buscar sus llaves, salió y empezó a caminar tranquilo como si estuviera yendo de paseo, el de bufanda estaba a su lado sin entender por qué tanta calma, si estuviera solo probablemente estuviera casi corriendo o en auto – ¿no es muy lejos? Podríamos agarrar un bus o un taxi.

-no, es cerca, iremos al centro comercial ¿sabes dónde queda?

-la otra vez fui pero en taxi.

-bien, entonces sigamos y te enseño el camino.

-de acuerdo.

-¿ya tienes alguna idea de dónde trabajar?

-tengo algunas pero son justamente el tipo de trabajo que me prohibieron así que debo buscar otras opciones.

-¿prohibieron?

-es una laaarga historia.

-aún nos falta un poco ¿me la cuentas?

Le conto todo desde el principio, las peleas, problemas y los recientes momentos felices, le conto algunas conclusiones a las que había llegado y otras cosas que quería hacer, decirle todo eso se sintió tan bien, se desahogó de todo aquello que le atormentaba y Blard escuchaba atento sin interrumpirlo en ningún momento, solo respondiendo a las preguntas que este hacia o cuando le pedía una opinión, la emociones de Geno estaban tan a flor de piel que no le importo nada, solo quería oír la opinión de aquel que tenía tanto interés en escucharlo, alguien que le daba confianza.

Llegaron al centro comercial antes de que se diera cuenta, pasearon por todas las tiendas viendo si alguno le llamaba la atención pero todos eran tan simples, aburridos o denigrantes para él, no acepto ninguno, se hacía tarde y no habían logrado nada.

-tal vez puedas trabajar con Error, mi hermano me conto que están buscando más personal.

-no sabía que tenías un hermano.

-oh sí, tengo un hermanito pero él vive con su pareja, entonces ¿Qué opinas?

-no-negó con la cabeza- no estudie tanto para terminar como camarero.

No le sería tan fácil apartarse de su orgullo, no quería solo ser un simple empleado más y atender clientes, quería hacer algo importante, algo donde se pudiera destacar o lograr algo, Blard pensó un momento antes de responder.

-¿y qué tal si compartes todo ese conocimiento que tienes?

-¿Qué quieres decir?

-podrías ser profesor ¿tienes alguna maestría?

-si ¿hay universidades cerca?

-universidades no pero un instituto si.

No era tan mala idea, dar clases en un instituto no era un trabajo de ensueño pero aun así estaba bien, las cosas fueron rápidas, simplemente entrego sus documentos y listo, en una semana estaría trabajando, al salir Geno estaba tan feliz que ni el mismo se lo podía creer.


Durante el camino a casa pasaron al lado de un puesto de helados, a Blard le pareció buena idea festejar el reciente éxito de Geno así que compro un par de deliciosos helados, esto le causo risa al menor, era lindo compartir sus logros, siguieron caminando tranquilamente charlando y riendo como si se conocieran de toda la vida, como si fueran los mejores amigos.

-bien, solo me falta aprenderme el camino a casa, a ver ¿Cómo era? Dos a la izquierda y uno a la derecha en el parque... oh no, no, uno a la izquierda, dos a la derecha hasta el parque de nuevo a la izquierdea, ehhh creo que me perdí.

Blard rio-si quieres puedo acompañarte hasta que te aprendas el camino

-¿en serio? creo que ya es pedir demasiado.

-no tranquilo, será un placer acompañarte.

-gracias, de verdad que sin ti no hubiera sabido que hacer-dijo con un ligero sonrojo en su rostro- nos vemos después y de nuevo muchas gracias por todo, eres...eres un buen amigo.

Esa noche no pudo dormir, estaba tan emocionado por las cosas nuevas que había conocido que cada vez que pensaba en ello solo se le hacia una dulce sonrisa, miraba el techo pensando en cómo serían sus clases, sus alumnos, en que le compraría algo a sus hermanos con su primera paga y sobre todo en su nuevo amigo y todo lo que compartiría con él.

Una vida sin lujosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora