–Así que si irás– mi madre estaba recargada en el marco de la puerta mirándome con una expresión seria, me encogí de hombros y ni siquiera la volteé a ver. –Louis, te estoy hablando– Continué ignorándola. Escuché como azotó la puerta de mi habitación con brusquedad, puse los ojos en blanco y seguí con mis cosas.