Dos semanas después.
Después de lo sucedido en el puente, no volví a ver a Harry.
Era un domingo por la tarde, había ido con mis padres y hermana mayor a la iglesia.
Cuando la misa termino nos quedamos un rato en el zócalo. Mi madre se topó con una de sus amigas y se quedó hablando con ella.
A lo lejos, vi como una persona con rostro familiar se acercaba a mi. Era Harry.
Llegó hacia mi con la mirada agachada, se veía apenado.
–Hola.– dijo finalmente después de haber estado varios segundos parado sin decir nada.
–Hola– respondí seco.
–¿Como estas?–
Se podía sentir la tensión tan incomoda, pasé saliva y respondí sin expresión alguna.
–¿Te importa acaso?–
–Louis, quiero ofrecerte una disculpa. Me porté como un patán contigo, perdóname.–
–Uhm...– rodé los ojos.
–No sabía lo que hacía... estaba bajo el efecto de la droga...–
–Ese es el problema, Harry. La droga es tu maldito problema
–Lou... regresa conmigo. Dame otra oportunidad, prometo ser mej...– lo interrumpí.
–Ya no importa, Harry. Ya no podemos estar juntos.–
Él levantó su mirada, con el ceño fruncido.
–¿Que quieres decir...?–
–Me iré a Canadá.–