Capítulo 4

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Dipper caminaba hacia su habitación con sonrisita tonta en los labios.
Había pasado prácticamente toda la tarde junto a Bill, lo cual siempre lograba subirle al ánimo, sin importar qué tan frustrado o triste estuviese. Es que Bill tenía ese "algo" que siempre lo hacía sentir mejor, un "algo" que ni siquiera él podía explicar, pero que agradecía infinitamente que existiese.

Seguía divagando sobre el tema, cuando finalmente llegó a su habitación. Una vez dentro, decidió quitarse la ropa y darse un baño caliente para terminar bien el día.
Se quedó un buen rato bajo el agua, improvisando un bello tarareo, sintiendo cómo el agua caliente lograba relajar sus tensos músculos, a la vez que quitaba la casi inexistente suciedad de su pálido cuerpo y sus rizos color chocolate.

Una vez satisfecho, cortó el agua y se secó con una de las muchas toallas que su baño poseía.
Luego de aquello, se puso un pijama y se acostó en su cama, para luego abrir uno de los cajones de su mesita de noche y sacar un libro que había comenzado a leer hace ya un par de días, y que lo tenía realmente intrigado. Acomodó su cabeza entre las finas almohadas de su cama, y se dispuso a leer con una casi invisible sonrisa en los labios, que demostraba lo mucho que le gustaba hacer aquello.

Así pasaron unos minutos, y el castaño se encontraba tan inmerso en su lectura, que no se dio cuenta cuando alguien abrió silenciosamente la puerta, para luego ingresar lentamente a la habitación, mirando al menor para que éste le devolviese la mirada, lo cual no sucedía, puesto que el chico no despegaba los ojos del dichoso libro.
Al darse cuenta de que el castaño no había advertido su presencia, siguió caminando lentamente, para luego sentarse al pie de la cama del Pines.

Al sentir un peso extra sobre su cama, el chico de ojos color chocolate no pudo evitar fruncir el ceño y asomarse por sobre el libro, encontrándose con la última persona que esperaría ver en su habitación, y menos a esa hora, lo cual sólo provocó que frunciera aún más el ceño.

-¿Mabel?- preguntó el menor completamente anonadado, mientras dejaba su libro nuevamente en su mesita de noche.
Efectivamente, allí se encontraba su hermana gemela, usando una camisa de dormir morada y con su largo cabello café descendiendo libremente por sus hombros.
-hola Dipper- contestó la chica con una sonrisa triste.
-¿qué... qué haces en mi habitación?
-yo quería... necesitaba hablar contigo- se corrigió.
-¿hablar conmigo?- respondió el castaño arqueando una ceja- wow, eso sí que es nuevo- dijo con ironía.

La chica Pines se quedó un momento en silencio, con la cabeza agachada, como si la palabras de su hermano le hubiesen afectado, (de lo cual Dipper no estaba muy convencido), parecía estar indecisa acerca si decir algo o no.
Dipper estaba esperando cualquier cosa, que le pidiese un favor, que le diese una injusta reprenda en nombre de sus tíos, Dios, hasta esperaba que le prohibiese ir a su coronación.
Esperaba cualquier cosa, menos las palabras que salieron de sus labios.

-yo... quería pedirte perdón- dijo mirándolo a los ojos.
Aquella palabras dejaron totalmente paralizado al castaño, quien realmente comenzaba a dudar si había escuchado correctamente.
¿Su hermana?, ¿pidiéndole... perdón?, realmente pensaba que era más probable que cayese un meteorito, que se acabara el mundo, o hasta que Bill le dijese que era teñido antes que eso... sin embargo, al parecer estaba ocurriendo.
-¿p-pedirme perdón?- dijo finalmente, con inseguridad- ¿pedirme perdón por qué? 

-por todo- contestó su hermana agachando la cabeza nuevamente- me di cuenta de que he sido una hermana terrible... te he ignorado, dejado de lado- su voz comenzó a quebrarse- realmente he sido muy egoísta estos últimos años... pero quiero que sepas que... que no lo he hecho con intención- terminó diciendo con los ojos vidriosos.
-¿y podría saber que fue lo que te hizo darte cuenta de todo aquello?- dijo Dipper lo más fríamente que pudo.

Solo... confía en mi.  [Billdip].                 #Premiosgravity2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora