How to train your sub {ESP}

Capítulo 1: Palomitas

Enero, 2017

Prácticamente me abalancé sobre la puerta del apartamento nada más escuché el 'click' de la cerradura cediendo. Entré a trompicones, dejando caer bolsas de comida y carpetas de oficina por aquí y por allá con la soltura de una infante de 8 años. Cerré la puerta con la cadera y me dejé caer de espaldas contra su superficie de madera aglomerada. Suspiré. No había sido un buen día. Ni por asomo. Después de cerrar los ojos durante unos segundos, conseguí auto-convencerme de que necesitaba comer algo antes de poder lanzarme a mi adorada y merecida cama y no levantarme de ella hasta que fuese lunes.

Deambulé hasta la cocina y abrí la nevera, arrojando a la encimera algo de jamón, lonchas de queso y un tarro de mantequilla. Eso, y la botella de vino. Obviamente.

Mientras me disponía a hacerme el sandwich más cutre del mundo, noté cómo la camisa se me levantaba por la altura del ombligo a medida que unas delicadas manos se abrían paso. Ahogué un grito y me giré casi al instante, encontrándome con una radiante sonrisa de oreja a oreja.

"¡Jimin! ¿Qué coño haces aquí? Casi me da un ataque" increpé, mirándolo de arriba a abajo. Iba descalzo, con un pantalón de chándal gris y una fina camiseta blanca que le colgaba de un lado, dejando asomar su clavícula. Tenía las greñas rosas húmedas colgándole frente a los ojos. Se las apartó con un gesto de la mano y un dramatismo fingido.

"Siento discrepar, pero el que se tiene que sentir atacado aquí soy yo." Bajó la mirada hacia mis manos. "Aunque dudo que pudieses hacerme mucho con un cuchillo de untar mantequilla" bufó, la sonrisa intacta en su cara.

Me dí cuenta de que sostenía el objeto en dirección al abdomen de mi novio. Puse los ojos en blanco antes de retirarlo y continuar trabajando en mi creación culinaria. "Pero, en serio, ¿qué haces aquí? Creía que teníais ensayos" Abrí el paquete de jamón, echando algunas lonchas. Volví a notar las yemas de sus dedos rozándome los costados mientras apoyaba su barbilla en mi hombro. Una lluvia de cabellos rosas cayó a mi lado, haciéndome cosquillas en la mejilla. "Eso fue hace horas, jagi, o ¿acaso crees que Big Hit nos explota?" Noté su pecho temblar contra mi espalda, su risa haciendo eco en la cocina.

Fruncí el ceño. ¿Hace horas? ¿Qué hora era? Mirando el reloj de la cocina, lancé un gruñido exasperado. Era bastante más tarde de lo que creía. "Mierda. No puedo creer que me hayan hecho trabajar hasta tan tarde. A mí sí que me explotan." Lloriqueé, lanzando mi nuca hacia el hombro de Jimin. Era cómodo y cálido, todo en él lo era. Aspiré su fragancia dejándome llevar por la sensación de estar en casa, mi hogar, con mis... Espera un momento. Entonces...

Alcé la mirada. "Si el ensayo ya ha acabado, ¿dónde-"

"El estudio. Siempre el estudio." Jimin se encogió de hombros, mirando al techo.

Oh. Claro. Cómo no.

Tiré el cuchillo a la encimera con más brusquedad de la que pretendía, porque Jimin se movió de su posición de koala en mi espalda y me dejó espacio para dirigirme hacia la botella de vino. "Creía que una vez hubiese salido el mixtape y el nuevo álbum, la cosa cambiaría."

Jimin se desplomó sobre la silla de la encimera frente a mí, estirando los brazos sobre la fría superficie, desperezándose como un gato. Me dispuse a sacar dos copas. "No te molestes, no me apetece. Por hoy, te dejo las aventuras de bebedora frustrada a ti sola." Esquivó mi patada por debajo de la encimera, sacándome la lengua. No pude evitar que una sonrisa me bailoteara en los labios. Jiminie. Siempre conseguía disipar mi mal humor. Especialmente si era provocado por Yoongi.

O más bien, la ausencia de Yoongi.

Suspiré una última vez antes de servirme una copa y ponerla junto al sándwich. Admiré mi obra con orgullo. Miré a Jimin. Sus brazos seguían estirados sobre la encimera y tenía la cabeza echada sobre ellos, la mejilla presionada contra uno de sus brazos dándole un aspecto adorable. Su voz al hablar estaba un poco distorsionada por la postura. "Que aproveche."