How to train your sub {ESP}

Capítulo 14: Límites

Nunca había comprendido del todo las ansias de poder. ¿Dinero? Aporta estabilidad. ¿Contactos? Posibilidades y apoyo. Pero, ¿poder? ¿Por qué era realmente tan importante el poder? Era un concepto abstracto, impalpable, general, subjetivo. Solo útil para conseguir todo lo anterior, poco más. Solo era un puente, un medio. ¿Por qué esas ansias de poseerlo?

Pero bastó un momento, ese momento, para que lo comprendiera. Jimin, temblando entre mis manos, ambos sabiendo que yo no era lo suficientemente fuerte como para retenerle y, a pesar de todo, ambos con la certeza de que ni se le ocurriría intentarlo. Yoongi, sentado frente a nosotros, en su propio estudio pero sin el más mínimo ápice de intención de parar lo que estaba a punto de pasar.

Eso. Eso era el poder. Corriendo por cada poro de mi piel, inundándome como un tsunami, recorriéndome como electricidad. No era lo que el poder te daba, sino lo que te hacía sentir. Te hacía sentir imparable. Te hacía sentir un dios.

Los jadeos irregulares del cuerpo que tenía apresado entre mis manos inundaban la habitación. Pero ese fue el único sonido que me llegó. No realmente lo que esperaba. Di un ligero tirón de su cuello, la sorpresa haciendo que sus rodillas flaqueasen y su cuerpo se desplomase un poco más sobre mí, mi boca ahora apretada en su oído. "Te he hecho una pregunta. ¿Me echaste de menos?" Mi voz como cristales rotos: afilada, invasiva y peligrosa.

Jimin pareció recuperar la voz, como si del final de un hechizo se tratara, usándola de nuevo con cierta torpeza. "N-noona, por qué estás-"

Otro tirón, esta vez de su muñeca. "Yo uso tu nombre, ángel. ¿Por qué tú no el mío?"

Sentí un escalofrío recorriendo su espalda, pero su voz era impasible. "No sé a qué... (Y/N)-noona..." Su voz pareció desaparecer de nuevo, esta vez llevándose también su respiración. Había levantado la cabeza levemente, en la dirección de Yoongi. Aunque algo me decía que no le miraba exactamente a él. Seguí sus movimientos, la pantalla frente a nosotros desprendiendo una luz reconfortante, contrastando con la peligrosidad de su contenido.

Me relamí. "¿Qué era eso que me ibas a preguntar, Jiminie?" Aún nada. "Déjame adivinar, ¿qué por qué estoy aquí, no era eso lo que estabas a punto de decir?" Una cruel risa borboteó de mis labios, suave y creciente. "Es irónico, bastante irónico, ¿sabes? Porque es justo lo que yo me estaba preguntando." Apreté en su muñeca, más seriedad en mi voz esta vez. "¿Por qué estoy aquí, Jimin? ¿Por qué vine a Big Hit?"

Se estremeció una vez más, con mayor fuerza. Su voz comenzando a flaquear junto a su cuerpo. "La compañía necesitaba que tu empresa-"

"La compañía. Y ¿qué hay de ti? ¿Qué necesitaba Jiminie?" Mi mano aflojando mi sujección en su cuello, trazándolo con sutileza. Hablé con voz algo más aguda, casi cantarina. "Oh, te sorprendería la cantidad de cosas que puedes encontrar en ese estudio poco utilizado de la planta de ensayos. Papeles sin mirar desde hace meses. Notas, indicaciones de un chico desesperado que recomienda a su compañía una empresa de lo más inusual..."

Podía sentir su pulso acelerándose bajo mis dedos, en su cuello, en su muñeca. "Os encontré y p-pensé que nuestro grupo necesitaba... necesitaba algo que vosotros..."

Mis dedos llegando a su nuca. "Tú, Jimin. ¿Qué necesitabas tú?" Ninguna respuesta. Pero por suerte, mi mano había finalizado su camino, llegando a sus greñas y tirando con fuerza, su quejido inundando el estudio. "¿Qué necesitas de mí, ángel?"

"Jagi yo-"

Por fin.

Pareció ser consciente de su error al tiempo que volvía a sí mismo, su mano libre viajando a toda velocidad hacia su boca. Y no hizo nada más. Inmóvil, casi como si pensase que no sería visto si se quedaba muy quieto, como si el rastro de sus palabras pudiera desaparecer si él lo hacía. Entonces pasó. Jimin se vino abajo. De forma bastante literal, sus rodillas colapsando en el suelo y su cabeza gacha, mi agarre en su pelo aún fuerte dándole un aspecto de derrota. Y de sumisión.