- ¿Marinette? ¿Por qué lloras?- Marinette soltó una risita.
- por nada solo- hizo una pausa, lo tomo de la camisa y empezó a sacudirlo- tú eres idiota, ¡¿no?! ¡¿Cómo te vas a ir así?! ¡Nos tenías muy preocupados cabeza hueca! ¡No vuelvas a hacer eso!- le gritó mientras lo sacudía.
Tomo aire y se calmó.
- l-lo siento e-es que fu-fui a com-prar algo- dijo nervioso, sacando la bolsita decorativa que portaba el regalo de la azabache.
- espero que haya valido la pena, Adrien Agreste- se cruzó de brazos.
- e-es para ti- le dijo con un sonrojo.
- ¿Para mí?- lo tomo en sus manos y fue desatando el listón que cerraba aquel envase, vio en su interior unos aretes pequeños en forma y color de una catarina.
- ¿Te gusta?- le pregunto con timidez pues no sabía la reacción de la chica.
- Adrien, ¡me encanta!- lo abrazo y deseando que el abrazo no terminará mirando aquellos pendientes que la hacían sonreír más.
Se los puso y abrió el paraguas que portaba.
- hora de irnos- dijo tomando la mano del chico el cuál correspondio al agarre con una sonrisa.
- ¿Traes paraguas?- pregunto.
- claro, tontín- rió, y ambos debajo del paraguas empezaron a caminar hacia la casa de la chica.
Una vez en la entrada de la casa de la adolescente, el chico se detuvo.
- ¿Qué sucede?- pregunto extrañada.
- están molestos, ¿no?- la chica le sonrió con gentileza.
- claro que no, solo que nos preocupaste mucho- le dijo acariciando su mejilla.
- lo siento, Marinette- se disculpó como la enésima vez en el camino.
- no te preocupes, otra vez, solo no vuelvas a hacer eso- le dio un golpe con la cadera a lo cual el chico rió.
- ahora vamos, nos esperan- subieron las escaleras y la azabache abrió la puerta de su casa viendo cómo estaban todos ahí con la mirada baja.
Pero al percatarse de ambos chicos esos rostros cambiaron.
- ¡Adrien!- gritaron, mientras que sus padres iban a abrazarlo y darle mimos.
Marinette fue a su habitación a buscar ropas secas para que él pueda cambiarse y no enfermarse.
Achu achu achu
Retuvo su estornudo para no molestar aunque empezaba a dolerle la cabeza y sentirse mareada.
- Marinette, hija- su mamá subía mientras reía.
La vio recostada a la pared con una mano en la frente.
- hija, ¿estás bien?- pregunto preocupada mientras le ayudaba a sentarse.
- solo me dio un mareo, estoy bien mamá- le aseguro.
- pero hija, estás ardiendo en fiebre, estás enferma- le dijo mientras iba a buscar ropas secas para ella.
- mamá, por favor, anda con ellos, solo necesito descansar- le sonrió.
- está bien, pero volveré- después de un rato, Marinette se encontraba recostada en su cama.
- ya, mamá, ve por favor- dijo con un tono cansado.
- está bien, hija, volveré pronto- respondió y se fue.
Marinette cerro sus párpados, estos pesaban y el sueño inundaba su cuerpo haciendo que sus músculos se relajarán y ella quedará profundamente dormida.
Mientras tanto en la sala de abajo, estaban todos más tranquilos pues el hijo pródigo había regresado sano y salvó.
Aunque se le hizo extraño no escuchar la voz alegre de la azabache, lo cual no solo lo percató él.
- señora Sabine, ¿Marinette?- pregunto la rubia.
- ehm, tanto correr la cansó y prefirió descansar un esto- mintió, no quería que los presentes se preocuparan, luego hablaría con su esposo.
- será mejor que regrese por el pastel- tanto apuro hizo que la morena se olvidará del pedido en la pastelería y como caballero Nino se ofreció a acompañarla.
Ambos salieron hacia la pastelería tomados de la mano pues su relación era secreta solo para sus amigos, claro que, pronto se lo dirían.
Los padres y adolescentes se quedaron en silencio hasta que los padres de la azabache bajaron a atender la panadería.
- ¿Carilo, qué tiene Marinette?- pregunto con preocupación.
- estaba estornudando y tenía un poco de fiebre. Sabes lo delicada que es cuando se enferma constantemente la dejé descansar luego le doy su pastilla- dijo tratando de calmar a su esposo.
- está bien- afirmó.
Con los padres del rubio, estaban en el sofá con un silencio cómodo y a la vez no, no era su casa y estaban solos lo cual por un lado era bueno pues estaban en familia.
- jovencito, espero que ahora nos des una explicación a tu "salida"- dijo con los brazos cruzados, Adrien suspiro.
- lo siento, es que estaban tan distraídos en otra cosa que preferí no molestar además creí que recordaría el camino de regreso- su argumento era válido, su madre le acarició la mejilla.
- ay mi cielo, lo sentimos, debimos escucharte- Adrien le sonrió.
- no te preocupes, mamá, pude conseguir el regalo perfecto- rió.
- ¿Y cuál fue?- pregunto mientras le sacudía la cabeza.
- le compré unos pendientes de catarina- se sonrojo.
- mi hijo es todo un pillin- sonrió.
- lo aprendió de su padre- los tres rieron.
Era pocas veces que podían pasar tiempo en familia, y esos recuerdos eran los más preciados por todos.
|Chicos, se que es tarde y les pido mil perdones, pero volver a escribir me está tomando más tiempo de lo debido así que pondré horarios|
Lunes → Se mis ojos
Martes → El lado oscuro de Marinette
Miércoles →¡Te odio Chat Noir!
Jueves → Prisionera
Viernes → Memorias estelares
Esos son los horarios y ahora les voy a comentar algo de la historia.
|Les sugiero que vuelvan a leer el capítulo de avances porque la historia va a dar un giro de 360° y tal vez me odien por lo que voy a hacer, como también es una opción.|
Estaré publicando la historia del martes en un rato espero que entiendan mis problemas de ser humano y no me odien por lo que haré.
Los quiero 💕
[capitulo editado] ☑️
11/01/22
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Se mis ojos [EDITADA]
FanfictionAdrien Agreste hijo de los mas famosos diseñadores de París, tiene 15 años y producto de un descuido queda ciego... pero antes no era así antes... * Historia 100% mía * Los personajes de la serie le pertenecen a su creador Thomas Astruc. * Sin copia...