Especial |Día de los muertos|O2

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- esa es la última- afirmó observando una caja un poco fuera de su alcance, se impulso para coger aquel objeto y con éxito cayó en el suelo.

- no está tan pesada, ¿qué será?- se preguntó extrañada. Cuando iba a abrirla, su celular sonó.

Sonrió al ver el nombre.

- hola amor- contestó sonriendo- sí, ya estoy subiendo las cajas al auto- bajaba las escaleras, dirigiéndose a la salida.

- no te preocupes, llego en cinco minutos- visualizo su auto, acomodó la caja entre su cuerpo y brazo. Saco la llave y desactivo el seguro.

- yo también te amo, bye- se despidió y colgó la llamada. Abrió la maletera, metiendo la caja con otras a su alrededor.

Entró otra vez a su hogar, mirando las paredes y todo lo que había en él.

- vendré de visita, lo prometo- después que su padre muriera le heredó esa casa aunque sabía en su lecho de muerte que su hija se iría a vivir con su novio, aún así le dio dicha casa.

Soltó un suspiro y cerró la puerta dejando la casa deshabitada.

Manejo escuchando su música favorita, de Jagged Stone, sus viejos éxitos ya que se retiró de la música hace años para recuperar a su familia sin perder su Rock and Roll.

Al llegar, tomó la última caja, subió por el ascensor llegando hasta el piso donde vivía su novio.

Saco las llaves y abrió la puerta, entró cerrando la puerta con el pie.

- ¡Cariño! Ya llegué- comentó dejando las llaves y las cajas en la mesa, sacando sus bailarinas y caminando descalza por los pasillos.

- ¿Amor?- pregunto al no escuchar respuesta, los sonidos de unas cuerdas de guitarra la hicieron sonreír.

Llegó a su habitación y vio al chico de espaldas con su guitarra, al escuchar sus pasos aproximarse el muchacho giró encontrándose con la mirada llena de amor que le expresa la femenina.

- me traes un poco loco- susurro, causando que la chica soltara una risita.

- bobo, no puedo besar a una máscara- el susodicho portaba una máscara de calavera floreada en el rostro, dejó de tocar y se la quitó al instante la femenina se puso de pinturas y beso sus labios.

- adoro que hagas eso- la tomo de la cintura y la volvió a besar.

- y yo que me recibas con música- afirmó.

- entonces lo haré todos los días, solo por ti- ambos rieron, después de unos besos más caminaron tomados de la mano hacia la sala.

- ¿Qué es esa caja, pequeña?- pregunto tomando el objeto con sus manos.

- fue la última que encontré, no la había visto jamás- afirmó, se acomodó junto a su novio en el sofá y la abrió dejando a vista unas pertenencias.

- esto es de papá- sacó unos lentes de sol y una vara.

- ¿Para qué los usaba?- la azabache los dejo a un lado.

- mi papá en la adolescencia era ciego, quedó así por un accidente automovilístico donde murió el tío Félix- sonrió con tristeza.

- oh, lo siento- la chica negó.

- fue hace mucho, no llegué a conocerlo papá me mostraba fotos, pero la abuela me hablaba más de él; papá nunca superó lo suficiente su muerte- el muchacho tomó la caja y sacó un disco.

- ¿Y esto?- la chica miró el CD extrañada.

- no tengo idea, a ver- se levantó y lo puse en el reproductor. Después de unos minutos, apareció una chica de cabellera azabache y ojos azules algo pálida y baja de peso.

Se mis ojos [EDITADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora