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Gianna pasó la tarde con su papá mientras yo hacía nada extrañandola, bueno nada no. Le estaba cerrando el orto a unas pares, como de costumbre.

Cuando llego a la casa de Paulo, Giovani se queda afuera y yo entro.

Hablamos de cosas sin sentido mientras él tiene a su hija en brazos.

–Me voy a vivir a París —lo miro.

–No te podes llevar a mi hija —me mira negando con la cabeza.

–¿No puedo? —lo miro y rio—. Obvio que puedo.

–A Gian la quiero ver.

–A Gian la vas a ver cuando quieras, siempre y cuando ella no esté queriendo ser la madre.

–¿Por qué mi novia no puede estar en el medio y el tuyo si? —pregunta.

–Porque el mio no es igual que la tuya, el mio no quiere tomar el lugar de papá como la tuya que quiere tomar el lugar de mamá —lo miro fijo.

–Gianna tiene un solo papá y una sola mamá, eso lo tenés que entender.

–Yo lo entiendo, Oriana parece que no —me encojo de hombros—. Hacele un pibe así se calma con querer ser la madre de mi hijo.

–No peleemos.

–Yo nunca te dije nada, te dije que me voy a vivir a Francia y vos hiciste quilombo.

–A mi hija la voy a seguir viendo los días que dijimos.

–La vas a ver cuando quieras, eso lo sabes.

–Eso espero —me da a mi hija.

–No me respondas así Paulo, porque sabes muy bien que nunca te dije que no a nada —alzo a Gianna—. Si vos no podes viajar, a tu hija te la traigo... sabes que yo lo haría, quiero que vos estés en su vida, no soy tan hija de puta como para negarte ver a tu hija.

–Está bien —asiente.

Agarro el bolso, lo saludo y salgo de su casa. Siento a mi hija en su silla y los bolsos al lado.

–Ya le dije —miro a Giovani.

–¿Qué te dijo?

–Que no me podía llevar a su hija y boludeces... igual al final me dijo que si.

–Igual nunca le preguntaste —rie.

–Si la verdad —rio mirando hacia afuera y lo vuelvo a mirar—. ¿Qué pasa?

–Nada —niega con la cabeza.

–Dale Gio, decime.

–¿Seguis sintiendo algo por Paulo?

–Gio...

–Sofi, la verdad.

–No, de verdad que no siento nada por Paulo —lo miro—. No podría sentir nada por él después de todo, lo único que nos une es Gianna, nada más.

–Está bien —da una media sonrisa.

–Para que esto funcione cada vez que quieras saber algo, preguntame a mi... A nadie más que a mi, Gio.

–Confio en vos, en serio —me mira y asiente lentamente con la cabeza.

21 | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora