Reencuentro

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Habían pasado varias semanas desde que ocurrió la gran pelea que hizo que las alas de Tristan se vieran afectadas y no pudiera volver a volar a no ser que un angel  las curara. Su amigo Ross podría hacer que eso ocurriera pero el chico creía plenamente que su amigo había muerto en la lucha. Nicole no se atrevía a llamar a Elta debido a que creía que su marido había muerto y creía que Elta no querría saber nada de demonios, creia profundamente que la chica los odiaba ahora que había perdido a su marido en la lucha con ellos. Elta, de igual modo, no se atrevía a llamar a Nicole por el mismo motivo, creía que Tristan estaba muerto y los cuatro estaban llorando dos muertes que realmente no existían mientras Lucifer y Chuck seguían reformando su ejercito, haciendo que incluso angeles y demonios demasiado jóvenes comenzaran a luchar por ellos. Castiel estaba demasiado preocupado por el estado de Ross ya que, aunque a Chuck no le importaba su  estado mental y quería que luchara en su puesto, Castiel sabia que Ross estaba pasando por un mal momento y sabia que su amigo acabaría muerto en ese estado. Ahora mas que nunca creia ciegamente que la lucha en la que estaban envueltos no tenia sentido, el había perdido demasiados amigos, demasiados ángeles muertos en una guerra que hacia tiempo perdió todo el sentido. Para Samael, Lucifer era como su padre pero desde que este perdió a casi todos sus demonios estaba insoportable, hacia cosas que no tenían sentido y quería que demonios demasiado pequeños y con demasiado poco poder luchara. "sus muertes están aseguradas" le repetía Samael, pero Lucifer le daba igual, solo quería luchar y luchar sin pensar y eso al joven líder lo estaba cansando. "Quizás Tristan lleve razón, quizás esto perdió sentido y deberíamos acabar con esto ya" pensaba una y otra vez. 

Una mañana temprano, en casa de los demonios Tristan seguía sin dormir bien teniendo pesadillas con la lucha que supuestamente acabó con la vida de su mejor amigo. Nicole estaba esperando a que las tostadas acabaran de hacerse mientras le acariciaba las pequeñas alas a Elliot peinandoselas despacio a la vez que el pequeño se removía por la tranquilidad que le daba las caricias de su madre en sus pequeñas plumas. Austin estaba bebiéndose su baso de leche mientras que Colton aun no había aparecido por la cocina. De repente se escuchó un fuerte ruido y Colton entró volando en la cocina sentándose rápidamente en la silla a la vez que una de sus alas se enganchaba con su hermana. 

- ¡Ay! - Colton gruñó ferozmente tras la queja de su hermana

- ¿Qué te pasa? - preguntó Tristan sacando la cabeza de sus pensamientos tras el gruñido de su hijo

- Quiero jugar con los primos - gruñó el mayor a la vez que Tristan suspiraba tristemente y Nicole dejaba su posición para ir con su hijo mayor 

-  Colton, ya lo hemos hablado. No podemos volver a ver a los primos. - intento hacerlo recapacitar la madre 

- ¡ No lo entiendo!

- se que no lo entiendes pequeño pero es mejor así - razonó Tristan 

- ¡¡Quiero jugar con los primos!!- Colton gruñó ferozmente a la vez que sus alas se extendían acomodándose en posición de ataque. De la rabia lazó el vaso que tenia delante a la pared y a la vez que lo lanzó unas chispas de fuego salieron de sus manos haciendo que el vaso se convirtiera en una pequeña bola de fuego al estrellarse en la pared. 

Su hermano pequeño lloró desconsolado por el susto y su hermana se enmudeció. Él mismo se asuntó sin saber que significaba aquello y sus padres comprendieron rápidamente que los poderes de su hijo estaban comenzando a emerger. 

- Te haces mayor - sonrió su padre a la vez que lo miraba preocupado por el gran cambio que sabia que esperaba a su hijo. 

El pequeño salió de la cocina asustado, abrió sus alas con furia y voló lejos de casa dejando atrás a su familia preocupados y asustados por él. 

Entre el cielo y el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora