Doce
Justin
“Se van a arrepentir”
Camino por la ciudad, una campera me cubre los brazos tatuados, unas gafas de sol me acompañan, me subo la capucha. El centro está solitario, sombrío y abandonado; solo algunos locales están abiertos, en vano, claro. No es necesario cubrirme pero prefiero ser precavido.
A cada paso que doy no puedo evitar pensar en ella, pero consigo apartarla de mis pensamientos cuando escucho un ensordecedor grito a unos metros, en un callejón.
Automáticamente mis pies reaccionan y se lanzan a correr.
Me freno en seco justo en la entrada al callejón, hay dos chicas, una encima de la otra, peleando. Veo que una de ellas sostiene una navaja con la que le corta una buena parte de la cara a la otra. Se me hace un nudo en el estómago cuando la chica con la cara cortada se aparta el cabello de la cara y toca su herida.
Es ella. Es Miley.
Se me acelera el corazón cuando ambas dicen algo que no alcanzo a escuchar, están tan concentradas en hacerse daño que no se percatan de mi presencia. La chica le escupe a Miley. Vuelven a cruzar palabras y sigo sin escuchar. Miley se saca una navaja de su zapato y la apuñala unas 4 veces en su pierna, después la recorre por la cara de la chica. Me estremezco cuando detiene la cuchilla sobre el corazón de su adversaria, masculla algo y baja hasta su estómago, sostiene la navaja en alto, decidida a acabar con ella.
Mi corazón se da un vuelco y de nuevo, algo hace clic en mí. Me abalanzo sobre ella antes de que sea muy tarde.
-Tranquila- Le digo mientras la sostengo fuertemente en mis brazos-Todo estará bien- La aprieto más contra mi cuerpo y le hago suaves caricias en el hombro, ella acomoda su cabeza en mi hombro y se hecha a llorar. Casi puedo olvidar a la chica pero ella suplica ayuda y eso hace que Miley levante la cabeza y me mire, me sostiene la cara entre sus manos y trata de besarme, pero se aparta cuando se da cuenta que la sangre le escurre.
Me separo de ella, levanto las armas y después me quito la campera, se la doy, la cargo en brazos y ella se cubre con mi prenda. Pasamos sobre la chica, quien aún sigue pidiendo ayuda, y ni ella ni yo nos molestamos en mirarla.
Le ha hecho daño a Miley, y aunque ella le haya hecho daño también no puedo ayudarla.
Prefiero no mirar atrás, lo que me provoca un cargo de conciencia que va creciendo a cada paso que me voy alejando de ella.
-Por favor, ayúdame – Dice ella
He decidido no ayudarla y no me quiero arrepentir, “no voltees, Justin, no voltees” me dice mi conciencia.
Doblo hacia la derecha con el liviano cuerpo de Miley en mis brazos.
-Se van a arrepentir- Grita la chica- ¡se van a arrepentir!
Suena más como un ladrido lleno de rencor, impotencia y frustración.
