Trece
Justin
“Bien”
Ignoraba el dolor que me causaba el cuerpo de Miley en los brazos, solo quería llevarla lejos de ahí, donde la pudieran curar y cuidar de ella.
-¿Justin?- Preguntó ella
-¿Qué pasa,Miley?
-Me duele mucho
-Resiste un poco, ya casi llegamos
-¿A dónde me llevas?
-A mi casa
-¿Y por qué no a un hospital?
-Por tu seguridad, no quiero gente preguntona rodeándote, al menos yo tengo una doctora que no hace tantas preguntas.
-Bien
-Bien
Sonreí tontamente, y seguí caminando.
No tardamos en llegar a la casa, de haber sabido que eso pasaría hubiera llevado mi auto.
La verdad es que no me importaría correr un maratón de 3 km con ella en los brazos solo para salvarla.
-Bien, espérame aquí- Dije, recostándola sobre la cama de mi habitación.
-Aunque quisiera irme no puedo ni moverme- Contestó, tocando la inmensa herida con su mano. Estaba empapada de sangre.
Fui a llamar a la doctora y 4 min más tarde llegó con todo el equipo médico, le agradecí y las dejé solas en mi habitación.
Encendí la tele y había un programa sobre música fea, apagué la televisión y pensé, como suelo hacerlo muchas veces, pensé en ella, en mí, en mi futuro, en un incierto futuro juntos, en lo diferente que era a cualquier chica que había conocido antes, que en poco tiempo se había convertido en importante para mí, que tal vez la empezaba a querer, o tal vez ya me había enamorado.
La doctora interrumpió mis pensamientos.
-He limpiado la herida y es bastante profunda, lo más probable era que se infectara, me ha explicado y me ha dicho que ha sido una navaja lo que le ha cortado la cara, la buena noticia es que no sucederá porque has actuado a tiempo, gracias por llamarme, supongo que empezará a cicatrizar desde mañana y va a tardar varios días, así que he venido a preguntarte si quieres que le asigne una enfermera o quieres cuidarla tú mismo.
-La cuidaré yo, gracias.
Una buena excusa para pasar tiempo con ella.