Dylan se une a la fiesta.

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Suena el despertador y lo apago. Hoy es lunes y día de instituto también. Pocos minutos después vuelve a sonar y más fuerte.

-Joder.- murmuro mientras me incorporo y estiro los brazos y las piernas. La cabeza me da pinchazos como nunca antes, como si me hubieran lanzado piedras. El estómago me arde y noto cómo el vómito me sube por el esófago. Me levanto corriendo y voy al baño de mi habitación. Tras vomitar y cepillarme los dientes voy a por una pastilla y agua en la cocina. Salgo de puntitas, no quiero hacer ruido.

- ¿Adónde te crees que vas?- grita mi madre, que me produce un horrible dolor. Me echo las manos a los oídos.

- A por una pastilla, y baja la voz por favor.- susurro.

- ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba ayer cuando Dylan me llamó al trabajo preguntando si te había visto?- grita mucho más fuerte que antes. La cabeza me va a reventar.

Me quedé sin habla, buscando una excusa pero en ese momento aparece Dylan que se me queda observando con cara de decepcionado.

- Yo ... uh, mamá...- intento decir.

- ¿Y la decepción que me llevé cuando tras media hora me vuelve a llamar y me pregunta dónde vive tu amiga Andrea la cual estaba echando una fiesta en su sótano?- está al borde de un infarto, o eso es lo que parece. - ¿Qué voy a hacer contigo?- dice tapándose la cara con sus manos y escondiéndose las lágrimas.

Voy a consolarla pero Dylan se me adelanta. Le pone la mano en el hombro y le susurra "yo me encargo de ella ahora" y algo más que no acabo de entender. Mi madre se mete en su habitación y Dylan empieza ha cocinar su desayuno mientras yo, en cambio me tomo la pastilla.

- ¿Es que no vamos a hablar de lo de ayer o qué?- le pregunto algo irritada por el silencio que había en la cocina.

- ¿Te hago el Capuccino?- dice con una sonrisa y cambiándo el tema, como si no me hubiera escuchado.

- Ugh, ¿es que no me has oído?- me cabreo y noto otro pinchazo en la sien.-

- ¿Te lo haces tú entonces?- insiste mientras  le da un bocado a su tostada.

- Eres una pesadilla de tío.- y empiezo a caminar hacia mi habitación como una zombie. - Hoy no voy al instituto, por cierto. Estoy demasiado cansada.- esto hace que le irrite y escucho como se levanta rápidamente del taburete de la cocina.

- ¿A si? Yo no lo veo así. Ya estás vistiéndote que en media hora más o menos tienes que estar delante de la puerta del instituo.- yo respiro hondo y me giro para hablárle a la cara.

- No me vas a obligar.- cruzo los brazos. Dylan se vuelve a sentar en su taburete intentando mantener la calma y le da otro mordisco a su tostada.

- Si no quieres que te lleve al insti como te saqué ayer de la fiesta más vale que me hagas caso.- dice con la boca llena seguido de una sonrisa. Si no estubiera con resaca esto me habría hecho reír. 

Doy una vuelta sobre mis talones y voy directa a mi cama donde me duermo con tansolo cerrar los ojos pero al minuto veo a Dylan entrar y rebuscar en mi armario.

- ¿Pero qué coño haces?- le pregunto incorporandome y echo mis dos manos a la cabeza.

- Elegirte la ropa de hoy, ya que veo que tú no tienes ningún interés.- echa una sudadera con capucha negra sobre la cama seguido de unos jeans básicos y rotos. Saca mis Vans de debajo de la cama y da una palmada. - Vístete. Ahora.- señala a la ropa.

- Falta la ropa interior.- bromeo. Se le escapa una risa tonta y se va de la habitación sacudiendo la cabeza.

Ya estoy duchada, peinada y vestida pero aún me falta mi Capuccino. Me encuentro en el sofá enviándome mensajes con Jake sobre lo cansados y resacosos que estamos mientras espero a Dylan, quien supuéstamente me iba a llevar en coche.

El supervisorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora