Momentos incómodos

68 2 0
                                    

Me quedo completamente paralizada, con un infinito barrido de emociones rondando por toda mi mente. Nunca había pensado que el silencio pudiera llegar a ser ensordecedor. Sorprendentemente no quiero que pare, pero en un hueco de mi mente sé que no debemos hacer esto. Es como si hubiera esperado toda una vida a este momento, pero nunca había sido consciente de ello.

Nuestros labios se separan y puedo sentir cómo ambos nos sonrojamos.

Abro los ojos despacio y observo a tansolo unos centímetros su inocente y, a la vez culpable, mirada.

— Y-Yo ... Uh, yo no... — empieza a decir, casi tan atónito como yo.

Ambos tenemos la respiración acelerada, ha sido un corto y dulce beso pero los nervios nos consumen.

— Pero ... ¿por qué? ¿Por qué lo has hecho? — le pregunto con esfuerzo.

Escucho como Jake traga saliva y veo como hace esa cara que hace siempre cuando está tan nervioso. Le cojo de la mano por debajo de las mantas para intentar tranquilizarle, pero el efecto es el contrario al que esperaba. Rapidamente aparta la mano. Cada vez me siento más incómoda.

— No lo sé ... — empieza a decir, apartando su mirada de la mía. — Ha sido sólo un impulso, olvídalo. N-no ha significado nada. 

Subconscientemente, tras las últimas palabras, siento como si una pequeña parte de mi corazón se fragmentara.

Se gira sobre su hombro, dándome la espalda y se cubre aún mas con las mantas.

Respiro hondo unos segundos, buscando las palabras apropiadas y pensando. Le abrazo por la espalda y su cuerpo se tensa aún más.

— Jake, gírate por favor. — le susurro cerca del oído.

— No Elouise, te he dicho que lo olvides. — insiste, intentando sonar seguro. Pero su voz se quiebra al final.

Suspiro y paso abrazándolo casi por encima de él, obligándole a mirarme. Pero Jake no se mueve y aprieta los ojos juntos, evitándome.

— Mírame, Jake.

Le cojo de la cara con una mano y porfin consigo mantener sus ojos fijos en los míos. Mi mirada penetra en la suya al igual que la suya en la mía.

— No te voy a mentir, y lo que acabas de hacer me ha gustado. Ha sido raro, sí, pero me ha gustado. Y puedo intuir que lo mismo pasa contigo. Esto no va a cambiar nada, ¿vale?

Su pulsación se relaja poco a poco, y me mira con el ceño funcido.

— ¿Qué quieres decir con eso? — susurra. Me mira los labios un segundo y vuelve a subir su mirada parpadeante.

— Podemos ... experimentar. — digo esta vez bajando más el tono de voz.

Realmente quiero repetirlo, repetir ese sentimiento. Es algo desconocido. Y extremadamente raro. Es inexplicable.

— Sé que quieres besarme, Jake. — le insisto, acercándome lentamente más y más a él. Nuestros ojos se van cerrando vagamente y porfin mis labios se tocan los suyos, como si no lo hubieran hecho en siglos.

Esta vez ambos estamos más confiados, pero aún incómodos y nerviosos. Nuestros labios se mueven sincronizadamente, y un poco más rápido que la vez anterior; pero sin dejar de ser discreto y pausado. La mano de Jake se coloca en mi mejilla e inconscientemente profundizo el beso. Jake se sorprende tanto como yo. En cambio, sus dos manos bajan hasta mi cintura, me agarra fuerte y suavemente me eleva, y sin romper el beso me coloca con mi espalda en el colchón, esta vez, es él quien esta casi sobre mi. Coloco mis manos al rededor de su cuello y Jake para de besarme. Abro los ojos y le miro extrañada, empezando a arrepentirme de todo esto. Los ojos de Jake están abiertos como platos, lo que me preocupa más. Resoplo.

El supervisorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora