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El pelinegro estaba en su cama, no podía dormir.

Tenia dolores en todo su cuerpo, hace una semana que no iba a trabajar.

-M-malditos dolores de mierda...-Cubría su cuerpo con muchas mantas-Tengo frío...-susurro.

Temblaba y se cubría con más mantas.

Se sentó en la cama, para luego ponerse de pie.

Su pantalón de pijama se le cayó.

-Maldito pantalón... tendré que comprar otros...-susurraba molesto.

Camino descalzo hasta el baño, abrio la llave, regulando la temperatura del agua.

Dejo sus mantas y el pijama para darse una ducha con agua caliente.

-Malditos todos...-Se lavaba el cuerpo con jabón-¿Eh?-

Se toco su abdomen.

-¿Que mierda...?-Se asusto.

Tenia una cintura delgada, salio de la tina y se miro en el espejo.

-¡¿Que mierda?!-Se tocaba el rostro-¿Que es lo que me pasa?-Se puso de perfil-¡Tengo trasero!-se toco las nalgas-¡No!-Se tocaba la cara-Mi rostro... es... redondeado... como... el de.. un omega...-se asusto más.

Su cuerpo había cambiado, ya no era ancho, su cintura estaba delgada, tenia caderas definidas.

-Mierda... mierda... esto no es verdad... ¿Que voy a hacer...?-

Se fue corriendo a su habitación, se seco el cuerpo y se puso ropa, le quedaba grande.

-¡Maldita sea!-se le cayeron los pantalones.

Salio de su casa, hizo parar un taxi y llego a la casa del castaño.

-¡Toma!-Le lanzo el dinero al taxista.

Salio del taxi y golpeo con fuerza la puerta.

-¿Si?-El castaño abrió la puerta-¿Que se le ofrece?-
 
El pelinegro entro a la casa y se dejo caer al piso.

Quería saber que le pasaba.

UN OMEGA DIFERENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora