Capitulo 1:

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Narra _____:

Estaba con mi mejor amiga, Andrea, en el centro comercial, o como nosotras le decimos, mundo de chicas. Empezamos a entrar a miles de tiendas, todo era fabuloso, por si lo preguntan, no, no somos ni plásticas ni porristas, somos normales, pero nos encanta comprar. Una voz me sacó de mis pensamientos, era dulce y cariñosa, como no, Andrea.

Andrea: ¿Qué te parece esta falda?- preguntó.

Levantó una falda de flores de un rosa pálido y un verde oscuro con un cinturón de goma marrón, la palabra para describirla era muy fácil. Preciosa.

_____: Me encanta- sonreí.

La cogió y empezó a buscar más ropa, ella cogía mucha ropa y yo no me quedaba atrás, cogí pantalones, faldas, tops, camisetas, cinturones y zapatos, todo hermoso claro. Entramos las dos a los probadores y empezamos a probarnos cosas, entrabamos y salíamos a la vez, nos decíamos si nos quedaba bien o no. Terminamos, cogimos todo lo que nos quedábamos y nos dirigimos a pagar. La cajera tenía el pelo rubio teñido, ojos azules falsos, labios finos y de color rojo intenso, vestía enseñando mucho y comía chicle de color rosa, vamos, completamente plástica. Nos cobró y salimos de allí lo más rápido posible.

Andrea: Pero que chica, Jesús- dijo mirando hacia arriba.

_____: No la quiero volver a ver más- dije.

Andrea: Sí, más vale alejarse de esta gente que solo te trae problemas- asentí.

Fuimos a una cafetería que había cerca, nos sentamos en una mesa y un chico de pelo color miel y ojos del mismo color se nos acercó. No era feo y por su placa vi que se llamaba Justin.

Justin: Buenas tardes señoritas- dijo sonriendo- ¿Qué van a tomar?

Andrea: Yo, un café con leche- lo miró sonriendo.

_____: Yo, un café helado- asintió.

Justin: Ahora se los traigo, señoritas- hizo una pequeña reverencia y se fue.

Andrea: Es lindo- dijo.

_____: Sí, pero creo que es como esos que, son tiernos y después, ¡PAM!- exclamé chocando mis manos.

Andrea: Sí, tienes razón- dijo- bueno, otra vez será.

_____: Sabes que hago lo mejor para las dos- le sonreí.

Andrea: Lo sé- sonrió.

Vimos a Justin por el rabillo del ojo, se paró al lado de la mesa y dejó los cafés encima.

Justin: Este para la señorita- miró a Andrea- y este para la otra señorita, que disfruten.

Andrea: Podrías traernos la cuenta, por favor- le dijo sonriendo.

Justin: Por supuesto- se fue.

Lo miramos desaparecer, nosotras nos miramos y sonreímos.

Andrea: Sí, tienes razón, es como los demás- dijo.

_____: ¿Sabes? Cuando traiga la cuenta, puedo llamarte y tu hacer como que hablas sola por el celular con tu "novio"- dije sonriendo y haciendo comillas.

Andrea: Me parece bien- dijo- allí viene, llámame.

Marqué el número de Andrea, solo tenía que pulsar el botón de llamada. Justin se acercó y puso delante de Andrea la cuenta.

Justin: Aquí tienes la cuenta, hermosa- dijo, pero lo interrumpieron.

Andrea sacó el celular y con solo ver sonrió de una, como una enamorada pero a la vez graciosa, sonrisa. Descolgó y se llevó el celular a la oreja.

Andrea: Hola Spencer, ¿cómo estas, amor?... bien... me alegro... espera un momento que tengo que pagar- cogió el papel y lo miró- ¡¿ESTO ES LA CUENTA?!, es muy caro.

Justin: Em, me habré equivocado al coger el papel- le arrebató el trozo de papel.

Andrea: ¡NO PIENSO PAGAR ESO!, no amor, es que la cuenta por dos cafés tiene más de seis números-dijo.

Justin: Es que es mi número de celular, em, adiós- se fue corriendo.

Andrea: Adiós amor- colgó- se lo tragó.

_____: Pero no lo haz visto- me reí- estaba como, em, no sé que hacer, le he dado mi número y está hablando con el novio.

Andrea: Sí- puso el dinero encima de la mesa- anda, vayámonos.

Nos levantamos y cogimos las bolsas poniéndolas en nuestros brazos. Nos fuimos de allí y nos dirigimos a la salida, estaba empezando a oscurecer, así que nos iríamos a casa.

Andrea: Bueno, me voy adiós- se despidió.

_____: Adiós- dije.

Cada una se fue por su camino, el mío el de la derecha. Estaba caminando, ya era casi de noche, no había nadie en la calle, era una de las calles más desiertas que había visto en mi vida, pero era el camino más corto para llegar a casa. De un momento a otro, me encuentro estampada en la pared, las bolsas en el suelo esparcidas, por suerte lo de dentro no se fue volando. Alzo la mirada y veo a una persona completamente vestida de negro, no le veo la cara ya que tiene la cabeza oculta con su gorra.

_____: ¡¿SE PUEDE SABER QUE TE PASA, ESTÚPIDO?!- le grité levantándome.

Xxx: Esas no son palabras dignas de una princesa, sabes- me dijo, tenía una voz gruesa, dura y ronca.

_____: Yo no soy ninguna princesa- le dije.

Esa persona levantó la cabeza y enseguida me di cuenta de que no era una persona, si no que era una bestia, un monstruo, lo que sea, pero no era una persona. Su cara brillaba, parecía que estaba hecha con electricidad, sus ojos eran de un color azul eléctrico y su cuerpo era muy musculoso. Me cogió del cuello y me levantó, sentía como me quedaba sin aire, pero también sin fuerzas ni energía, entonces me lanzó por los aires, esperaba sentir el frío y duro suelo, pero sentí algo muy calentito, abrí mis ojos con la poca fuerza y vi unos hermosos ojos miel que me miraban, era un chico, tenía el pelo castaño, labios finos y con un tono rosado, tenía un traje rojo con lineas blancas puesto, era algo así como pegado al cuerpo. Miré a la criatura, bestia o animal y era más pequeño, pero me di cuenta de que estábamos volando.

Xxx2: Por fin te he encontrado princesa- me dijo.

Xxx: Vélez, Christopher Vélez- dijo acercándose.

Chris: Johann, Johann Vera, o te debería decir, Electro- dijo mirándolo.

Ahora sabía el nombre de los dos, uno era Christopher y el otro Electro, uno bonito y otro raro.

Electro: No me llames por mi nombre- gruñó- dame a la princesa y todo será más fácil.

Chris: Será más fácil para ti- le dijo.

Electro: Cuando digo que es fácil, sabes que siempre será para mí, no para ti y tus amiguitos- dijo.

Christopher dejó de volar, me dejó delicadamente en el suelo, estaba medio inconsciente, pero podía ver que pasaba, Christopher se acercó a Electro y empezó a crear, con sus manos, una gran bola de color rojo claro, se la lanzó sin que le diera tiempo de apartarse y él salió volando por los aires. Christopher corrió hacia mí y me alzó en brazos.

Chris: Estas a salvo, princesa- susurró.

Eso fue lo último que escuché, todo se empezó a poner oscuro y caí rendida, en sus brazos, en los brazos de Christopher, en los brazos de mi salvador, de mi héroe.

Super Héroe (Christopher Vélez y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora