13. Cambios.

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Mis ojos seguían cerrados, sentí un gran peso caer sobre mi y una gran cantidad de líquido caliente comenzó a bajar por mi costado. Escuche a todos gritar a lo lejos, palabras que no entendía, mi costado ardía... Por fin me dispuse a observar que estaba pasando, lo que vi me alarmo. Aquel animal había caído encima mío, le sangraba la cabeza y al parecer estaba muerto o noqueado, fue entonces cuando el dolor comenzó a esparcirse por todo mi cuerpo, con mi mano toque mi torso, estaba saliendo sangre, demasiada, la bestia había logrado herirme. Veía un tanto borroso, mi cuerpo temblaba y sabía que moriría.

Noté que alguien estaba moviendo mi cuerpo para sacarme de debajo de aquel ser. Era Ian, el hablaba pero no comprendía que decía, pronto comencé a ver a los demás, July sostenía mi mano con los ojos llenos de lágrimas que aún salían.

Sentí como el agua fría rodeaba la parte de mi cuerpo que aún estaba sangrando, ardía, mientras que Fabi sostenía mi cabeza logré entender la última frase que dijo.

- ¡Pamela! ¡Tienes que quedarte con nosotros! ¡Vas a estar bien! Te lo prometo...

Mi vista termino por nublarse, poco a poco el dolor iba desapareciendo, me estaba... ¿desmayando? 

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Desperté recostada sobre lo que parecía una cama improvisada. Intente levantarme, pero al hacer esfuerzo sentí una punzada en casi todo mi cuerpo, solté un grito, realmente dolía. Lleve mis manos hacía mi torso, estaba cubierto por una tela que intentaba simular una venda, tenía rastros de sangre, el gorila-caballo me había dejado una herida.

- ¡Pamela! ¡Estás bien!- escuché decir detrás mío, era Ian.

- ¿Qué sucedió?- dije tocándome la cabeza con ambas manos pues tenía una horrible jaqueca.

- Sucedió que cierta persona decidió enfrentar a la mutación que iba por nosotros, pero aquel animal también logró herir a esa persona con sus garras. Deberías pensar mejor las cosas, pudiste haber muerto Pam.

-  No quería morir sin hacer nada.

- ¡Pero debes tener más cuidado! ¡Mira tu herida! Te estabas desangrando.

- Eso no importa, lo único que quiero es que todos lleguen al final de esto.

- ¿Y tu qué?

- Yo... estaré bien de una u otra forma.

- Eso es un tanto ilógico Pamela, si quieres dirigirnos al final de esto tu también debes de mantenerte a salvo.

Sus palabras tenían cierto peso de razón y de culpa. Recordé lo que había hablado con Tobías antes, si alguien más moría cada vez sería más complicado para todos los demás continuar.

- Está bien, trataré ser menos imprudente, de verdad no quiero que nadie más salga herido. Por cierto, ¿cuanto tiempo ha pasado?, ¿dónde están los demás?, ¿qué le sucedió al animal que nos atacó?

- Están buscando comida, han pasado unas horas, nos dimos cuenta además de que el sol o lo que sea que ilumine este lugar para que parezca de día no cesará de hacerlo, justo ahora debería ser de noche, pero no oscurece, y el animal... Pamela, lo mataste de golpe cuando le diste con la espada.

- ¡¿Lo maté?!  ¡¿Maté a un animal?!- levanté mi brazo y recordé el dolor después de lanzar la espada, había sido mucho para mi.

- Si, o al menos eso parece, el corazón del "gorila-caballo" dejo de latir justo después de que le diste tremendo golpe. Por cierto, el nombre de "gorila-caballo" se le ocurrió a Tobías.

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