Me desperté en mi cama, con el sol ingresando por mi ventana.
-Diablos, maldito domingo!-maldecí con los ojos cerrados aún.
Recostada en mi cama intentaba recordar que había pasado la noche anterior
*flashback*
-Estos son modos de llegar señorita?- Dijo mi tía con las manos en la cintura, buscando una explicación
-Hola tía- dije abrazándola
Llegué ebria, cantando y bailando con los zapatos en la mano.
*fin del flashback*
Me dí cuenta de cuanto dolía mi cabeza cuando sentí el timbre de mi celular
-Diablos- Maldije
Veo la pantalla de mi galaxy, llamada entrante de Nath. ¿que quería a esta hora? (En realidad no se ni que hora es)
-Hola bebé- Dije con mi peor voz de resaca
-¿Pero acaso no tienes cara?- Gritó enojado
-¿Y ahora que pasó?- Dije desentendida
-Claro, me crees tonto?- Siguió gritando
-Ya, calmate y explícame- supliqué
-Entra a tu maldito facebook- dijo más obligandome que como petición
No pude creer lo que ví, ¿porque estaba besando a ese chico?
-Y?- Preguntó insistente al otro lado de la línea
-No recuerdo haber hecho eso- Exclamé impactada
-Ya ya, mañana aclararemos puntos, pero ya no existe nosotros, terminamos- Dijo separando en sílabas la última palabra
-Pero amor- supliqué
Nadie contesto del otro lado, había acabado la llamada...
No podía hacer otra cosa que llorar, mi vida, la que había conseguido era a su lado, ¿que haría sin el ahora? no era nada.
Mi tía por ser domingo estaba en casa, me llamó para almorzar, para merendar y para cenar, pero no podía salir, sentía un vacío inmenso que no se llenaría con comida, había perdido el apetito. Ella respetó mi intimidad, no entró ni a buscarme ni a preguntar que pasó.
Era de madrugada cuando de mala gana me levanté, ya no quería llorar, sabía bien lo que debía hacer.
Ya en mi baño busqué en mi bolsa de maquillajes mi preciado tesoro, mi navaja. Ella estaba cuando me peleaba con Nath, siempre logré ocultar bien mis cortes, nadie lo sabía ni imaginaba, que la chica más popular del colegio Maxwell practicaba cutting.
Bajo el agua tibia tomé la navaja, dirigiéndola a mi muñeca derecha. El agua, mis lágrimas y la sangre corrían, y yo me aliviaba más y más.
Cuando salí de la ducha sequé mi cuerpo y coloqué una venda en mi muñeca. Me coloqué mi pijama y luego salí de el cuarto de baño trenzando mi cabello.
Así sin más me acosté en paz, pudiendo conciliar de inmediato el sueño.
Espero les guste el nuevo capítulo, en unas horas subo el capítulo 4, besitossss :)