Mi tía me despertó temprano, ya iba de salida así que no me dijo nada.
Me levanté de la cama, deshice la trenza que llevaba en mi cabello, lo cepillé y comenzé a plancharlo. Busqué en mi armario algo acorde a mi estado de ánimo, opté por un carguro negro con la inscripción Fuck You en el frente, un jean negro ajustado y mis convers negras. Tomé mi bolso, puse en el los cuadernos que necesitaba para hoy, tomé mi celular y por primera vez tomé mis audífonos (se que hoy los necesitaría) y me dirigí a la parada del autobús.
Cuando llegué vi a Melody, ella hizo como si no estuviera allí, decidí no decirle nada, la entendía profundamente. Lo mismo pasó cuando subí al autobús, todos hacían como si no estuviera allí, hasta Nathaniel. Llevaba puestos mis audífonos, a la mitad del trayecto los coloqué, este día iba a estar sola, al menos me acostumbraría a escuchar música todo el tiempo. Sonaba una canción de Cher Lloyd cuando bajé de el autobús y me dirigí al colegio.
Me coloqué la capucha de mi buzo, realmente estaba frío. Entré a mi aula de clases, allí ya estaban los considerados Nerds leyendo sus libros. Me senté al fondo, en una punta del salón, lejos de todo y todos.
Este no era como el clásico colegio americano, mis compañeros de clase eran los mismos todo el día, y todos los días, eramos un grupo, en el mismo salón todo el día, el que venía hacia aquí era el profesor. Ahora, para completar el mal día que estaba teniendo me tocaba matemática.
La campana sonó, todos entraron a clase. Mis amigos, al verme en el fondo se sentaron más adelante que de costumbre, y pasaron las dos horas de clase conversando y bromeando, sin detenerse a mirarme o hablarme en ningún momento.
La campana volvió a sonar, indicando que la clase había terminado. Estaba saliendo cuando alguien me tomó fuertemente del brazo
-Tenemos que hablar- DIjo Nathaniel enojado
-Ok, donde quieres ir?- DIje intimidada
No me contestó, me llevó jalando de mi brazo hacia el patio del colegio hasta que me sentó debajo de un árbol.
-¿Porque lo hiciste?-Dijo gritando
-Ya, para, no lo recuerdo-Dije sobando mi brazo para calmar el dolor que sentía allí
-Claro, no lo recuerdas-Dijo rodeándome
-Enserio no lo recuerdo bebé- dije en un susurro
-Ya no me llames así- Gritó, perdiendo la calma
Se aproximó a mi, me tomó del cabello y me besó, de manera brusca, al terminar mordió mi labio inferior, haciéndolo sangrar
-Me dejaste en ridículo adelante de todos- Gritó- Sepan que esta perra- Gritó más alto aún, señalándome para que todos volteen a verme- Ya no tiene nada conmigo, es solo eso, una perra.
Y se fué, dejándome allí, tirada, siendo la burla de todos los que pasaban en el receso. Mis amigos no vinieron a ayudarme, amigas, nadie. Me levanté de allí y fuí al baño, me apoyé en el lavamanos mirando el reflejo que me daba el espejo.
Maquillaje corrido, sangre saliendo de mi boca y seguía llorando, ya no era nadie.
Me encerré en un cubículo, saqué mi navaja de mi bolsillo y la llevé como ayer a mi muñeca, dejando profundos cortes. Salí de allí, me lavé la cara y la muñeca, intentando detener la sangre que salía.
-No soy nada- Dije mirándome al espejo
-Eres una mier*-respondió mi conciencia
Cuando mi muñeca paró de sangrar me coloqué una venda y salí de el baño.
Me dirigí a la secretaría, pediría para irme a casa. Cuando llegué allí la secretaria y la limpiadora estaban comentando sobre lo que había pasado en el patio, que Nathaniel y yo habíamos terminado.
-Que tal Martina, que te trae por aquí?- Me preguntó la secretaria haciéndose la simpática
-Oh, es que me duele el estómago-Me excusé- Cree que podría irme a casa?
-Claro, el estómago, no te preocupes cariño, ya se lo que sucedió- Me contestó- Ve a casa, pero no olvides traerme esta nota mañana firmada por tu tía
-Gracias!-Dije alejándome hacia el aula a buscar mis cosas
Cuando entré se encontraban en biología trabajando en parejas, Nath estaba trabajando con Melody
-Puta- murmuró uno
-Perra!- Dijo muy claro una voz conocida, Melody.
Tomé mis cosas y me retiré, no merecía esto, ni siquiera recordaba a ese chico, demonios.
Cuando llegué a mi casa tiré mis cosas al sillón, mi estómago crujió recordándome que no comía desde hace dos días, acaso no lo comenté? Odio comer, demonios.
Fuí a la cocina, abrí la nevera, me preguntaba entre una manzana, algo más elaborado o algún líquido, tomé un energizante y me fuía mi habitación.
Entré al cuarto de baño y cambié mi venda, ya estaba demasiado manchada. Volví a mi habitación y me tiré en la cama y encendí mi ordenador para descargar música, si iba a estar sola todo el tiempo necesitaba tener recursos que me acompañaran en mi teléfono, que me hicieran sentir menos sola. Busqué canciones de Miley, de Rihanna, Bruno Mars, Demi Lovato, One Direction, y muchos más.
Estaba destruida, todo mi personaje cayó junto con mi error. Necesitaba alguien con quien hablar, alguien que me entendiera. Pero mis amigas ya no estaban, solo habían sido mis amigas porque era popular? Me temo que si. No contaba con la famosa mejor amiga de la infancia, y con mi tía, ni nos dirigíamos la palabra. Simplemente me dejé ir, yo ya no volvería a ser lo que fuí, jamás.
Era fines de setiembre, faltaban 2 meses completos para que las clases culminaran, debía asumir mi soledad y vivirla, pasar el tiempo.
Seguían invitándome a las fiestas y yo seguía asistiendo, seguía embriagándome aunque ahora tenía un nuevo vicio: También fumaba.
Llegó diciembre y organicé una fiesta por mis preciados 15 años, nadie asistió.
Me fortalecí luego de eso, que hubiera pasado sola esa noche fue lo peor que pude imaginar. Ni mi antiguos amigos, ni los que me invitaban a fiestas, NADIE. Me había comprado un vestido negro con escote en la espalda, era hermoso. Me había maquillado como nunca, mi cabello estaba genial. Desde que había terminado con Nathaniel nunca había estado tan radiante.
Si bien había pensado que eso podría pasar, que pasara fue horrible, así fue que aprendí, que la vida me había jugado una mala pasada, solo había besado un chico, quizás no es tanto para algunos, pero en mi colegio, los populares no cometían errores, no fallaban, no iban desarreglados, eran perfectos.
Pasé todo el verano sola, intentando fortalecerme. Ni una llamada, ni una visita, NADA. Siempre estaba encerrada en mi habitación, si sentía mucho calor me bañaba, hasta llegaba a bañarme tres veces al día.
Solo lloraba, había entrado en un estado de depresión, había caído al fondo del pozo y parecía que de ninguna manera saldría.
Fue entonces que mi tía supo que las cosas no podrían seguir así. Finalizando el verano tomamos una desición, que al parecer, sería la mejor.
Espero les guste este nuevo capítulo, besoooos :3