Mientras la oscuridad engullía al mundo, los recuerdos de la vida de Káiser surgían de entre las fugaces luces que se colaban dentro de tanta negrura.
– Amor, yo... bueno nosotros... –decía una joven leona sosteniendo su vientre.
– Cordelia, tú no estarás...
– Sí amor, sí lo estoy –dijo aquella con una cálida sonrisa.
– Es magnífico Cordelia –replico Káiser sosteniendo a su mujer entre sus brazos mientras sonreía.
– Tranquilo cariño, no querrás que algo le pase a él, verdad.
– O claro, claro, perdóname cariño. Es sólo que estoy muy feliz de que vamos a tener un hijo.
– Lo sé amor –suspiro la felina mientras acariciaba dulcemente la mejilla de su marido.
Aquel recuerdo causo un dejo de ira en Káiser quien levantó su voz en la espesa negrura.
– Un momento de felicidad que no duro mucho, tch, un momento que me arrebataron, un momento que espero rehacer esta vez de manera correcta.
Pulsaciones oscuras emanaban del león lleno de ira, tristeza y melancolía; todo se conjuntaba en aquellas olas de energía que resonaban con el ambiente y se hacían más fuertes con las lágrimas de sangre de aquel felino. Mientras tanto, los recuerdos seguían llegando al león como si fueran corrientes indomables.
– Sebastián ven conmigo pequeño –decía Káiser en una pradera mientras un pequeño león caminaba delante de él.
– Tranquilo cariño, es un cachorro bastante enérgico, así que tú solo diviértete con él.
– Para ti es fácil decirlo Cordelia, tú no eres la que está corriendo detrás de este pequeño terremoto.
El leoncito sonrió y siguió corriendo entre flores y pasto, mientras tanto la leona preparaba un mantel con cosas para un día de campo. Sándwiches, un pastel, bebidas bien frías y por supuesto los platos de elegante talavera.
Mientras tanto, una figura canina los miraba a lo lejos desde un automóvil.
– Los he encontrado señor –dijo aquella figura mientras hablaba por celular con alguien.
<< – Perfecto, entonces ya sabes que hacer. Liquida a su mujer para que aquellos no tengan un comodín de oscuridad con él. >>
– Entendido.
Un fragmento de memoria nuevo había llegado a Káiser, aquel dialogo entre la figura canina y alguien más lo empezaba a perturbar. ¿Cómo sabían ellos sobre el comodín? ¿Cómo sabían que él era el elegido para serlo en la siguiente guerra rúnica por parte del bando del conocimiento? Todo aquello causaba un dolor en la cabeza y el pecho del furioso león.
– Cariño ven con Sebastián, ya está lista la comida.
– Ya voy amor, tan solo deja que alcance al pequeño bribón.
El gran león corrió tras el cachorro para tras cinco minutos lograr atraparlo y llevarlo sobre sus hombros hasta su amada.
– Bien, ya estamos aquí.
– Comida, comida –dijo el pequeño con gran entusiasmo y levantando sus pequeñas manitas.
– Si amor, comida. Rica, rica comida.
Los tres se sentaron y comenzaron a merendar.
Mientras aquel recuerdo lo inundaba, una gran ira y una gran duda de igual magnitud empezaba a galopar dentro de Káiser.
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Contrarius
FantasyLa dualidad del equilibrio que se contradice a si misma en una incesante lucha entre el poder y el conocimiento tiene de nuevo lugar en un lugar en donde la magia, la fantasía, el amor y muchos otros elementos convergen, así es la vida de William Po...