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Se fue al demonio mi plan de ser discreta.

Todos los que se encontraban alrededor nuestro nos miraban, uno junto al otro, dirigiendonos a la salida.

Con la sudadera ajena que yo traía encima y él cargando mi maleta, era obvio que lo mal interpretarían, y eso era exactamente lo que Sans quería.

Seré más odiada de lo que ya era por esto.

Durante todo el camino, no me atreví a decir nada, no fue hasta que nos alejamos lo suficiente de la escuela para que yo me separara de golpe.

- ¡¿Qué rayos te pasa?!- le grité desesperada- ¡¿Por qué dijiste eso?! ¿Sabes lo mucho que me van a molestar por esto?

- Que mal agradecida eres, niña- su sonrisa desapareció, haciendo notar un sanblante serio que nunca creí llegar a ver de parte de él- te salvé la vida, ¿Recuerdas?

- Pero...- bajé mi tono, algo avergonzada- ¿Por qué dijiste...?- volvió a su expresión habitual y se encogió de hombros.

- Era la mejor excusa para estar cerca de ti- me sonrojé demaciado tras sus palabras, él al notarlo, sólo amplió ligeramente su expresión- acerca de molestarte, no te preocupes, yo me encargaré de que eso no suceda- vaciló un momento y apartó su mirada de mí- ¿Quieres caminar un rato?

- ¿E-eh?

- Tranquila, no será nada malo, además, necesito hablar contigo- lo pensé unos segundos y suspiré para luego aceptar.

Caminamos durante unos minutos sin decir nada hasta que Sans rompió el hielo.

- Perdón, era necesario- arrugué la nariz de coraje, me crucé de brazos, miré al lado contrario a él y hablé, indiferente y con una voz gruesa.


- ¿Qué? ¿Humillarme?

- He, veo que eres un hueso duro de roer- comentó sereno, empezaba a odiar esa actitud.

- Pues yo sí sé cómo cuidarme y no depender de otros- me defendí a toda costa, ya no me importaba ser cruel, hasta me pondría a gritar groserías con el fin de alejar a éste de mí.

- Hey, al menos no soy tan avaro como para dejarte morir- suspiré en silencio enojada, Sans es inmune a la opinión de los demás al parecer- ¿Ya me dejas hablar?

- ¿Tengo opción?

- Bien, sospecho que estás en peligro- fue tan repentina su respuesta que me sorprendí un poco, aunque, obviamente no lo hice notar.

- ¿Disculpa?

- ¿Acaso lo que pasó allá no fue un ejemplo muy claro?- me callé un segundo- Aunque, en realidad, no me  refiero solamente a eso, sino a algo más grande.

- ¿Más...? ¿Que quieres decir con eso?

- No voy a darte detalles, pero también es por eso que necesito estar más contigo, para prevenir y esas cosas.

Me detuve, y él hizo lo mismo para después verme.

- ¡No tiene sentido!- grité sin más, no entendía nada y Sans no es de gran ayuda en absoluto- Y aunque fuera así, ¡¿A tí que te importa?!- me quité la sudadera y la aventé hacia él- gracias, pero yo misma puedo lidiar con mis problemas, no necesito de tí ni de nadie.

Y diciendo esto, caminé del lado opuesto a paso firme. Juré escuchar un suspiro bajo y cuando menos lo esperaba, el mago Sans apareció delante mío, haciendo que retrocediera de inmediato por el susto.

- ¡¿Pero qué te- Antes de que pudiera terminar, los brazos de Sans rodearon mis hombros, pude sentir mis mejillas arder y traté de separarme, pero él se aferró más a mí, sorprendiendome e incomodandome más. Dejé de tensarme cuando ví a personas con el uniforme de mi escuela. Suspiré en silencio al entender la causa.

- Sólo escúchame bien- habló a un lado de mi oido- yo tampoco estoy muy contento de este asunto, pero no tengo de otra en realidad.

- ¿Por qué?- pregunté con frialdad.

- He, parece que ni tú misma te conoces, ¿Olvidas que tienes amigos?- se me vino a la mente todo lo que ha pasado desde que los monstruos llegaron, pero de nuevo, Sans me sacó de mis pensamientos- dudo que los consideres así, pero ellos sí que lo hacen, y por eso, no puedo dejarte morir sola- se separó un poco de mi para quedar viéndonos mutuamente- comprende que es por tu bien, no siempre podrás solucionar todo tú sola.

Bajé la mirada, estaba tan confundida con aquella explicación y su intención no me cuadraba del todo, pero algo dentro de mí me decía que debía confiar en él, o al menos intentarlo.

- Tomaré tu silencio de buena forma- al fin me dió algo de espacio y sujeto su chamarra en su antebrazo- ¿Quieres que te acompañe a tu casa, cariño?

- Tsk, cállate.

Perfecto... Sólo en mi mente ▶FRANS◀ [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora