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Nada más despertar, me senté y voltee a todos lados. Me incliné rápido a la mesa de noche, encendiendo la lámpara sobre ésta agarré mi celular.

No lo pensé, estaba muy emocionada que nada más tenerlo en mis manos llamé a Sans, mal, porque me arrepentí nada más ver el reloj a mi lado. Eran las 4am y dudaba mucho que éste contestara. Colgué en seguida, y al mirar de nuevo al mueble un sonido afuera de mi habitación me espantó, eran golpes secos, como si algo se hubiera caído por las escaleras... Oh no.

Me levanté y abrí, encendiendo la luz del pasillo y suspirando cuando vi que ahí estaba el esqueleto a mitad de los escalones agarrándose con una mano del barandal y con la otra tocando su cabeza, que permanecía algo agachada. Traía puesto unos pantalones negros, pero más largos de los que solía usar todos los días, también su camisa de mangas cortas blanca y sus inolvidables pantuflas rosas.

- Sans- Fui con él rápido y me quitó las palabras de la boca.

- ¿E... Estás bien?- Entreabrió sus cuencas y debo admitir que se veía muy interesante: expresión cansada y confundida, arrastrando las palabras y con su pupila izquierda encendida entre azúl y amarillo. Asentí tan rápido acabé de pensar en esas cosas.

- ¿Tú lo estás? ¿Te hiciste daño? No fuiste tú quien se calló de las escaleras, ¿Verdad?- Lo empecé a analizar, pero no veía indicio de algún golpe. Incluso quité su mano de la cabeza, pero no había nada.

- No- Suspiró y miró al final de éstas- Lo que se cayó fue eso- Señaló detrás suyo y lo vi. Ladié mi cabeza confundida, pues era un cuadro.

- Pero si esas cosas van pegadas a la pared... Y yo no tengo cuadros en casa.

- Ah, no- Sacudió su cabeza y sus ojos volvieron a la normalidad- Es de Papyrus, lo traje por accidente- Puso una mano en su nuca cansado.

- ¿Y cómo es eso?

- Niña, estoy medio dormido y ahora me duele la cabeza, entiendeme por una vez- Me reí al escuchar ese tono ligeramente ronco y enojado, era adorable- Ya estoy aquí ¿Por qué llamaste? ¿Todo bien?- Asentí y se me ocurrió algo.

- Iré por leche, quizás así se te quite el dolor- Empecé a bajar y de nuevo lo vi- Si quieres esperame en mi cuarto, no me voy a tardar.

- Uff, con mucho gusto- Sonreí al verlo más calmado y me fui a la cocina rápido. Puse a calentar un poco de leche y en una taza la serví; otra vez la emoción me estaba invadiendo, y es que... ¿Cómo iba a decirle que le prometí a Chara encontrar alguna forma de salvarla? ¿Cómo se lo tomaría? Por su historia (que aún no me queda muy clara) supongo que no le gustará mucho, pero no le queda de otra, porque ella también dijo que me dejaría en paz, eso ya era una razón para "perdonarla"... ¿O no?

- Espero que sí...- Miré el líquido dentro de ese recipiente un momento y mejor procedí a regresar. Mi puerta se había entrecerrado, seguramente por el viento, así que sólo la empujé- Listo, ahora si te puedo...- Me detuve al instante de percatarme de cómo Sans estaba acostado sobre mi cama. En el lado que casi siempre ocupaba cuando se quedaba y dormido.

Resoplé acercándome y me le quedé viendo. A lo mejor sí debería dejarlo descansar un poco, después de todo, se despertó al oír mi llamada y asistió sin importar su sueño, que aunque últimamente no había estado siendo tan exagerado como antes, seguía en el proceso de acostumbrárse a levantarse temprano.

Me senté del lado opuesto mientras me tomaba la bebida, pues así tal vez reconcilie el sueño. Dejé la tasa y me acosté. Nos arropé a ambos y apagué la lámpara. Como tenía su brazo extendido, lo use como almohada y planté un ligero beso en su mejilla, poco después de acomodarme mejor lo abracé.

Perfecto... Sólo en mi mente ▶FRANS◀ [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora