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Era viernes, el día pasado me había quedado en casa a reposar debido al "accidente", y también porque Papyrus insistió en que lo haga, y aprovechando que no tenía trabajo hasta la siguiente semana, acepté.

Ya me he sentido mejor gracias al medicamento, y no pensaba faltar otro día de clases, sí, la escuela era horrible, pero sabía que faltar me perjudicaría en un futuro, y yo no quería eso, así que me dispuse a arreglarme; por suerte, este día me tocaba deportes, así que tendría dos horas de descanso, ya que, como saben, yo sólo con el material del mismo, algo que no requiere de mucho esfuerzo, justo lo que necesitaba.

Al llegar, nadie pareció sorprenderse, y eso me alegró el día. Le iba a contar alguna excusa a Asriel del por qué falté el día anterior, pero me sorprendió diciendo que Sans le había contado de mi condición, y que debería estar en casa en este momento. Obviamente me defendí por lo último: Si yo quería venir, ¡Era mi decisión! Recibí como respuesta una risita de parte de mi amigo y dejamos el tema.

Ya estábamos en las penúltimas dos horas, era momento de encaminarnos al gimnasio, algo que me puso nerviosa. No había visto a Sans en todo el día, ni siquiera en el descanso, así que me preocupaba cual sería su reacción (aunque no fuera la gran cosa). Al llegar, me separé del grupo para ir a mi posición. El primero que se percató de esto fue Papyrus, quien se acercó con el optimismo de siempre.

- ¡Humana! Qué gusto verte, ¿Ya te sientes mejor?- asentí.

- Claro, estoy mucho mejor, y todo gracias a la recomendación que diste de quedarme en casa.

- !WOWIE! Una vez más, el GRAN PAPYRUS salva a sus amigos- sonreí con gracia. Con el tiempo que pasaba con los hermanos esqueleto, aprendí a cómo tratar a un sujeto como Papyrus, y era divertido verlo feliz.

- ¡Punk!- miré por atrás de Papyrus y ví a Undyne aproximarse- no pensé que fueras a venir, pero al parecer, eres más fuerte de lo que te vez.

- Je, gracias.

- Deberias explicarle eso a Sans- habló Papyrus dirigiéndose a Undyne y luego me miró- él estaba seguro de que no vendrías.

- ¿Frisk?- todos vimos a un Sans con una expresión confundida e irritada acercándose a nosotros- ¿Qué estás haciendo do aquí?- se cruzó de brazos luego de detenerse justo en frente mío. Me puse algo nerviosa debido a su mirada sobre mí.

- Ya me... Siento mejor- respondí bajando levemente la mirada.

- No debiste venir, sólo descansaste un día.

- Bueno, ya estoy aquí- me encogí de hombros- no es para tanto... - solté una risita incomoda por cómo se me había quedado viendo el comediante, era extraña la manera en la que actuaba, ya había pensado que él estaría algo inconforme con que viniera, pero no tanto.

- Ahahaha, ¡Son tal para cual!- vimos a la pez de golpe. No sé si Sans reaccionó igual, pero yo me sonrojé al instante.

- ¡Sí! ¡Se ven tan adorables!- esta vez le siguió el esqueleto alto, haciendo notar más mi nerviosismo, por lo que miré a otro lado hasta que escuché a Sans tartamudear.

- O-oigan, ¿No tienen una clase que dar?

- ¡Cierto! ¡Vamos, Undyne!- escuché los pasos de los dos monstruos alejarse y de reojo miré a mi No-Pareja, quien suspiró y también dirigió su mirada hacia mí, esta vez su rostro mostraba algo de cansancio, además de ver un ligero tono azul en sus mejillas.

- ¿Estás... Segura de que te sientes bien?- sin dudar, asentí.

- Estoy perfecta. No tienes que preocuparte- sonreí ligeramente, una sonrisa sincera. De verdad me alegraba que pensara al menos un poco en mí por quién soy, no por quien finjo ser.

Perfecto... Sólo en mi mente ▶FRANS◀ [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora