Edda Adbelois

Capítulo 1

Soy conocida como Edda Adbelois, la penúltima hija de la familia Adbelois Durpe. ¿Mis padres? El señor Bradley y la señora Iola, un feliz matrimonio desde hace muchos siglos, nunca me acuerdo cuando se casaron, me da bastante igual.

Tuvieron a su primer hijo, mi hermano mayor Cedric de 20 siglos. El mejor ángel del universo, el ejemplo a seguir, el melómano, el guapo, alto de ojos verdes, pelo marrón como mi padre. Lo dicho un cliché, el peor cliché que podrían haber creado mis padres y ese fue el primero; luego vino Altaira, una ángel alta de 18 siglos, esbelta, preciosa. Sus cabellos son como los rayos del sol, tan finos como las cuerdas de un arpa. Desde que tengo conciencia ella ha sido una modelo, tanto de pequeña, de mayor. Otro cliché;pasando de cliché, yo fui el siguiente bicho, una bolita de grasa fui al nacer, según mi madre, pero nunca he tenido fotos mías de bebé. Mis hermanos fueron cliché, de todo, luego estoy yo. Una cabeza llena de rizos por todos lados de 16 siglos. Tengo pecas en todos lados, incluido por donde no sale el sol. Hasta mis ojos son raros, mi ojo derecho es azul y mi izquierdo verde. Casi ni llego al metro y medio; por último, mi hermana pequeña Aida de 15 siglos, parecida a mi hermana Altaira pero con rasgos marcados como mi padre. El pelo es más castaño, como una mezcla del pelo marrón se mi padre y el pelo rubio de mi madre. Los ojos son verdes como los de mi padre. Es la pequeña de la casa, al fin y a cabo pero casi somos de la misma altura. Una feliz familia de ángeles.

Vivo en Silwis, un pequeña ciudad de un gran mundo Rakol. En una casa grande, de dos plantas, los cuatros hermanos tenemos habitación propia. Y obviamente la mía es la mejor, la paredes grises y solo la pared que está pagada a la cama tiene algo especial para las tizas. Normalmente quien venía escribía ahí o simplemente, la rellenaba yo con dibujos. 

Lo bueno de tener una habitación propia es la privacidad que tengo, a pesar de que somos muchos hermanos, mis padres pueden permitirse tener una casa así. No tengo que compartir habitación con la pequeña de la casa, Aida. Puede ser todo lo adorable que parezca, pero únicamente es una pesadilla que me persigue. No para de hablar ni de molestar nunca.

Siempre pongo la alarma a la misma hora, tras ella otras más cada cinco minuto. Eso de llegar tarde a todos sitios es mi don especial. La gente sabe cantar, bailar, dibujar... Yo sé llegar tarde a todos lados que vaya, incluso si me preparo media hora antes.

Y como siempre, suena la alarma que me revienta tanto la cabeza. No puedo poner ninguna canción que me gusta por el hecho de que luego le tendré asco a la canción. Si es solo con el sonido básico de la alarma y me dan ganas de tirar el reloj/despertador por la ventana. Así despierta a su put...

   —¡Edda! ¿Puedes apagar ya el sonido de mierda de tu alarma? —Si, ahí está Aida en la puerta gritando—. ¿Puedes al menos cambiar el maldito sonido?

   —Voy... Voy, dame un minuto.

Con mi respuesta doy a entender que no tengo ganas de levantarme, ni de moverme y mucho menos que me griten cuando estoy intentando volverme a dormir. No tengo ganas de ir a la escuela. ¿Alguien me puede explicar por qué tiene que empezar tan temprano? Simplemente, es temprano y hay mucho día por delante. Dicen que porque el horario coincide con las horas de trabajos con las de nuestros padre. Mi padre está todo el maldito día trabajando. Hay muchas horas que podría aprovecharse. 

Tras unos minutos delirando sobre la vida miro el despertador que aún seguía sonando. Tengo 15 minutos para llegar a la escuela y que no me vuelvan a sancionar por llegar tarde... Guay.

Me levanto con bastante tranquilidad y abro el armario. Toda las mañanas las mismas preguntas, ¿qué me pongo? ¿Por qué no puedo ir con el pijama? Es calentito, bonito, abrigado...

¡No puedo seguir distrayéndome más! Lo primero que hay en mi armario es lo que me voy  a poner, me da igual si combina o no. ¿Me va a dar tiempo a desayunar en casa? Si tardo 15 minutos en comer siempre, ¿qué hago? ¿Desayuno o no? ¿Me tiro por la ventana a ver si así me muero? No, relájate, piensa con tranquilidad...