Llegó el lunes, demasiado rápido. He estado deseando todo el fin de semana que este momento no llegara, pero es imposible. Son solos dos días de descanso. En ningún momento he querido enfrentarme a la realidad, es decir, responder las llamadas o los mensajes que mis "amigos" me enviaban. Pero, todo esto es duro, no tan solo para mi, supongo que para los demás también.
Me he puesto a analizar lo ocurrido con lupa. Llevaban unos días raros conmigo sin ninguna razón aparente... O al menos que yo sepa. Farah con su queridísimo novio Qadir, Evelyn y Aiden son aún más amigos. En los tiempos libres a la hora del recreo, están todo el rato de sus cosas en un grupo cerrado de dos. A veces los cuatros hablan entre ellos y yo me quedo al margen.
Dirás, ¿por qué no entras a la conversación? Lo hago, claro que lo hago, pero lo único que consigo que se forme un silencio incómodo.
La vida de una adolescente, todo un drama.
Suena el despertador, extrañamente no estoy 5 minutos más (que en realidad son 20) en la cama, si no que me levanto con total tranquilidad. Una mala sensación me recorre el cuerpo pero trato de ignorarla.
Spoiler, imposible. Esta sensación es horrible, me recorre desde los pies hasta las puntas de las alas. Todo mi cuerpo está frío pero por dentro noto un gran calor. Abrasándome por dentro, sin dejarme respirar con ese dolor tan grande que forma en mi pecho.
Un día largo, muy largo, va a ser un día largo.
Como buena madrugadora me preparo para ir a la escuela. Todos están sonrientes hoy, pero veo el cielo gris, todo mi alrededor es gris... No entiendo esta sensación y el porqué de que todo esté así.
Desayuno sin prestarle mucha atención a mi hermano y a mis hermanas. No tengo ganas de escucharles, ni de que me digan nada como siempre.
La incertidumbre me consume por dentro, ¿qué pasará hoy? Todo es muy consumo... ¿Y si... me quedo sola en los recreos con quien iré? ¿Me quedaré vagando por la escuela sola? No tengo fama, tampoco tengo mala fama, soy indiferente para todos los demás. Pensaba que solo le importaba a mis amigos, pero, tras lo visto en la fiesta. Ni a ellos.
—¿Edda? ¿Me estás escuchando? —La voz de mi hermano me saca del trance.
—Si, perdón, ahora dejo mi plato en el fregadero... —Contesto para desviar el tema.
Hago lo que he dicho, evidentemente. Dejo mi plato en el fregadero y me dirijo a el cuarto de baño. ¿Qué mierda me hago en el pelo?
Acabo recogiéndome una cola, no tan apretada ni tan bien puesta, si no, con pelos por fuera y mal hecha a propósito. Tomo mi mochila, me pongo mi chaqueta y salgo de ahí para dirigirme a la salida.
El invierno ha caído muy rápido, de un día a otro ya dejamos de llevar mangas cortas debajo. El tiempo está raro, quizás es por mi estado anímico pero, está raro. Es un día soleado pero con ese aire frío que entra hasta por los calcetines.
No voy a un paso rápido a la escuela, no quiero llegar a tiempo, pero tampoco quiero llegar tan tarde. Mi hermano siempre me ofrece llevarme, lamentablemente me he ido antes de que me preguntara. Supongo que un paseo mañanero me irá bien.
No entiendo bien las cosas, un día te quieren y al otro te odian. Quizás tenga razón en que se vienen momentos difíciles, pero si he podido resolver todo lo que me ha pasado hasta ahora sola, puedo hacerlo en un futuro. Solo es cuestión de tener cabeza y no romper a llorar cual bebé.

ESTÁS LEYENDO
Edda Adbelois
אקראיCreo que me como mucho la cabeza... Bueno, las preguntas nunca son malas para nadie, ¿no crees? Mientras más vueltas le das a algo más señales encuentras de un pasado difícil. Pero... ¿Y si mi historia nunca ha sido la verdadera pero siempre he cont...