Capítulo 2

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Este rarito, acosador, imbécil, bicho, animal de bellota... Lo que sea este... No hay un nombre que lo describa a la perfección. Y además, no contesta, el acosador no contesta.

   —Vamos, contéstame, ¿de qué sabes mi maldito nombre? —mi tono se vuelve más duro contra él.

   —Es que... Me gustas, me pareciste un áng...

   —¿Qué te qué? Me la pela, niñato —niñato es el adjetivo que necesitaba—. ¿Crees normal que secuestres a mi sudadera y sepas mi nombre? Eso es acoso.

   —Tampoco te lo tomes así...

¿Qué no me lo tome así? ¿Este niñato de qué va? Secuestra mi sudadera, se sabe mi nombre y ni siquiera soy popular. A ver, mi hermano si, los años que estuvo aquí, pero ahora no es popular, ahora se está haciendo viejo. Dudo que este sepa quien es mi hermano, ¿cómo sabe mi nombre?

   —¿Qué no me ponga así? ¿Cómo has averiguado mi nombre? 

   —Tampoco hay que tener un máster, oigo como tus amigos te llaman así.

Es verdad, mis amigos me llaman Edda... Es mi nombre al fin y al cabo. Pero haberle dado tantas vueltas a algo, para que al final lo oiga. Yo pensaba que era algo más de acosador, que es lo que es.

   —Ya... No te acerques a mi, rarito.

En ese preciso momento, no sabía quien era el ser más raro, él o yo. Al menos no había nadie que pudiera señalar con el dedo lo ocurrido. Hasta que me choqué con alguien casi llegando a la puerta. Evidentemente, había alguien escuchando nuestras conversaciones. Solo quiero que el suelo me trague el suelo porque ese alguien...

   —¡Mira Edda, le gustas a alguien! No estás tan sola —se hace notar con su voz irritante.

Chloe, penúltimo curso, al igual que yo. Dieciséis siglos, en mi misma clase desde la infancia, desde que tengo uso de razón.

Al menos, cuando éramos pequeña solíamos ser amigas, las mejores amigas del universo, con ropa a juego, también pulseras que ponían "Somos las mejores amigas". Ha llovido mucho desde aquel entonces. Ahora es amiga de ese grupo que es popular por el físico, pero que no ganarían dinero por la personalidad. Porque son iguales, copias iguales. Menos Chloe, ella es la líder, es la persona más manipuladora que te puedes encontrar en este colegio, en este pueblo/ciudad.

Su fama se la ha ganado ella sola, entre humillaciones a los demás, sabotajes, manipulaciones, engaños, mentiras, pisando a otros... Ella no era así, ni yo tampoco. Todos hemos cambiado desde que eramos pequeños, es inevitable cambiar. Y el cambiado no es malo, todo es bueno, maduramos. Pero mis insultos no maduraran nunca.

   —No tengo tiempo para ti, Chloe —intento pasar, pero se pone de por medio

   —¿Ahora tienes vida?

   —Creo que la que no tiene vida eres tú, no tienes porqué meterte en la mía.

Le echo a un lado y paso. Lo bueno de ser bajita es que puedes pasar por debajo de los altos sin ningún problema. 

¿Me iba a buscar problemas con la señorita? Si, pero prefiero no buscarme más problemas con los profesores que con ella. Al fin y al cabo, soy yo quien sabe sus puntos débiles. A mi no me pisas Chloe. 


La puerta de la clase está cerrada, miro a la nada con una sonrisa de pocos amigos. Ahora, me voy a llevar dos problemas. Contra Chloe y contra todos los profesores por llegar tarde. Bien Edda, bien, llevas un curso de puta madre. ¿Puedo dejar de hablar de mi misma en tercera persona y entrar?

Edda AdbeloisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora