¿Qué acaba de pasar? ¿Cómo los dos hemos tenido la iniciativa de besarnos? Pero... no nos hemos besados. Hemos parado antes de llegar a tocarnos, ¿qué ha pasado?
Nos separamos lentamente sin pronunciar palabra, creo que los dos estamos confundido.
—Vamos o llegaremos tarde —rompe el hielo.
Hay un gran silencio incómodo, no me atrevo a pronunciar palabra. Él baja y yo voy detrás, me da un casco. Me pongo el casco y me monta en su moto.
No pronunciamos palabra ni nos dirigimos mirada en todo el trayecto, quizás Dylan no quiera saber nada sobre mi. Quizás crea que me he aprovechado de él... Pero eso no es cierto, no me he aprovechado de él.
Llegamos a una discoteca, Dylan saluda al hombre robusto de la entrada vestido de negro y entra. Se ha saltado toda la cola que había. Las personas nos deben de odiar.
Entramos a ese sitio oscuro. Había demonios bailando, unos pegados a otro, luces de varios colores rebotando por el recinto. La música a todo volumen. Todo tan estresante, tantos seres aglomerados en un mismo espacio...
Doble D toma mi mano con timidez, parece que a él también le ha afectado los silencios incómodos y el ambiente tenso. Le miro a la cara, no me mira, está mirando a su alrededor.
Tira de mi hacia un grupo de demonios. Parecen ser sus amigos ya que se saludan con abrazos y golpes de hombros.
—Esta es Edda... Un amiga —me presenta.
Ese "amiga" ha sonado tan dudoso que no he podido evitar reírme. Dylan ahora parecía un ser pequeño que no se aclara con sus decisiones importantes, es decir, caramelos o chocolates.
Todos me saludan, se presentan... Esas cosas que se hacen cuando conoces a alguien nuevo, pero lamentablemente, no he escuchado a ninguno, la música está demasiado alta para enterarme de algo. Simplemente me he dedicado a sonreír cuando ellos sonreían. Parece que ha salido bien, que nadie se ha dado cuenta de que no me estoy enterando de una mierda. Miro al demonio que me ha traído aquí, este me está mirando sonriendo. Le devuelvo la sonrisa y se agacha a mi altura.
—No te estás enterando de nada, ¿verdad?
—No, ¿tanto se nota?
—No se nota, solo que te he preguntado algo y no me has escuchado.
Le miro confundida, ¿en qué momento me ha preguntado algo? ¿Cómo no lo he oído con el tono tan grave y penetrante que tiene?
—Perdón, ¿qué me habías preguntado?
—Si quería bailar —extiende la mano.
—No, lo siento, no se bailar, esto no es lo mío perdón —sonrío incómoda.
—Venga... Edda, anímate.
Levanto la mirada, está a centímetros de mi haciéndome ojitos. Le sonrío. No se bailar, ¿qué hago en estos casos? ¿Por qué nadie te enseña a bailar o como reaccionar en estos casos? En las escuelas no enseñan sobre la vida diaria, te enseñan cosas innecesarias para tu vida diaria. Dime, ¿para qué hace falta saber la hipotenusa de un triángulo? Yo por la calle no veo triángulos, no voy con un metro para medir la distancia entre varios edificios, o entre un árbol y un edificio. Me da bastante igual a que distancia estén porque...
Un tirón del brazo hace que salga de mis pensamientos, Dylan, me arrastra hacia la pista de baile.
Empieza él a bailar al ritmo de la música. Todos a nuestro alrededor están bailando, menos yo, parezco un palo entra gelatinas. Doble D agarra mis brazos y los mueves, sigo estando estática, no sé bailar. No tengo ni idea de como hacer esto.
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Edda Adbelois
RandomCreo que me como mucho la cabeza... Bueno, las preguntas nunca son malas para nadie, ¿no crees? Mientras más vueltas le das a algo más señales encuentras de un pasado difícil. Pero... ¿Y si mi historia nunca ha sido la verdadera pero siempre he cont...